(Fragmento del artículo de Juan M. Pardellas, publicado en El Pais.com el 13-11-2007)
http://www.intelligentcoast.es/downloads/Canarias%20071112.pdf
La costa canaria está salpicada de vertidos incontrolados, hoteles y casas en dominio público y proyectos urbanísticos sin planificación. Así lo revela el plan del Ministerio de Medio Ambiente para recuperar el litoral español, que propone derribos y compras masivas de terreno para salvarlo.
Canarias, de paraíso natural a pasto del ladrillo. La Estrategia para la Sostenibilidad de la Costa elaborada por el Ministerio de Medio Ambiente, y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, destaca que en muchos tramos de los más de 1.500 kilómetros de litoral canario la presión urbanística supera la capacidad para albergar turistas, algo que conduce a la masificación.
En la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, el plan del Gobierno propone adquirir el suelo rústico de El Rincón y construir en esta zona un parque de la música, además de extraer arena sobrante de la Playa de Las Canteras porque altera el hábitat de los sebadales; trasladar la base naval para incorporar esta superficie a la ordenación del litoral de la ciudad; construir 5.930 metros lineales de puerto en la capital, Taliarte y Salinetas y prohibir edificaciones de más de dos plantas en los 5.200 metros de ensanche del litoral de la capital.
Las dunas de Maspalomas, uno de los grandes tesoros naturales del Archipiélago, están “seriamente amenazadas” por la presión urbanística, el tránsito de visitantes, la destrucción de vegetación, los incendios y la invasión de especies foráneas. Más al sur, el informe critica la “continua artificialización” del litoral de uso turístico, en una zona que “no soporta” más presión urbanística. Y lo resume en una frase: “La intensidad de la demanda de usuarios es mucho mayor que la capacidad de uso y disfrute del litoral”. En algunos puntos al sur dela isla, el litoral se considera “irreversiblemente erosionado”, como en Puerto Rico y Tauro.
Peor, mucho peor, ha sido la actuación de los residentes con su territorio, con numerosos vertidos
de aguas residuales. En Telde hay rocas manchadas y cuatro zonas de vertidos directos; en el Barranco de Guiniguada hay 17 focos de residuos urbanos incontrolados, y el puerto afecta al mar con vertidos muy contaminantes. El paisaje marino de las islas de Las Palmas se ha visto invadido de decenas de jaulas de acuicultura. Medio Ambiente sugiere realizar un estudio del impacto de la presencia de estas industrias a menos de 1.000 metros de la playa, y en la costa de Telde recomienda no aumentar el número de explotaciones.
En Fuerteventura, Medio Ambiente propone una compra masiva de terrenos para salvarlos de la especulación, como en la costa noreste, fuertemente presionada por la industria turística y de uso residencial. En esta isla propone revisar las concesiones de chiringuitos en dominio público, derribar el embarcadero de El Muellito, eliminar casas y casetas en Morro de Potala, Casas de las Salinas, Cueva Negra y Morro Jable, y demoler las obras que ocupan el dominio público en Playa de Tarajalejo, Gran Tarajal, Cala de Las Playas y Jacomar y rescatar las concesiones en playa de La Oliva. La península de Jandía (conocida turísticamente por sus kilométricas playas de arena rubia y mar esmeralda) se encuentran los hábitats naturales más importantes de la isla. Sin embargo, el uso turístico ha provocado la huida de la numerosa avifauna. Como ejemplo, el hotel que se construye en Caleta de Guirra está a 20 metros de la orilla y el Parador Nacional de Puerto del Rosario está en mitad de ella.
En el sur, con apenas 15.000 habitantes, hay 19.000 plazas hoteleras, y el diagnóstico advierte del alto grado de urbanización de la costa “con excesiva ocupación de la fachada marítima”. El desarrollo turístico de Costa Calma supone un freno al transporte de sedimentos a las playas. Sin embargo, el informe reconoce que las playas con alta capacidad de acogida están aún sin colapsar, pero advierte de que falta de previsión de infraestructuras “para el ritmo de crecimiento urbanístico relacionado con el turismo”. Y concluye: “Es importante tener en cuenta la escasez de agua en la isla a la hora de realizar este tipo de desarrollos urbanísticos”, como hoteles de lujo, apartamentos con piscinas, campos de golf... El Parque Natural de las Dunas de Corralejo está sometido a una presión “que pone en peligro su conservación”, ya que algunas zonas demuestran una erosión “preocupante”. Hoteles como el Oliva Beach se encuentran enclavados en mitad de este parque.
En Lanzarote se detectan más de 44 puntos de vertidos incontrolados y contaminantes. La costa más deteriorada está en franja que conforma Playa Blanca, Puerto del Carmen y Arrecife. Sin embargo, el informe también destaca “la sensibilidad con la que la obra humana se ha acomodado al medio” en Lanzarote, a pesar de detectar una creciente “amenaza de masificación”, edificaciones próximas a la costa, pérdida de arena y el colapso de la capacidad de acogida de playas.
Medio Ambiente propone demoler los hoteles Papagayo Arena y Las Costas, recuperar zonas de tránsito ocupadas por los hoteles Los Fariones y Sol Meliá y el desmantelamiento del embarcadero de Pedro Barba (isla de La Graciosa). El informe advierte del “voraz desarrollo turístico” que se cierne sobre el monumento natural de Los Ajaches y denuncia De toda la isla destaca el “desarrollismo salvaje” de Teguise, donde coinciden “ocupación de dominio público, urbanización en playas, invasión de dunas y deterioro paulatino de todo el litoral”. Se propone eliminar edificaciones en La Humosa, las salinas de Los Agujeros y entre ésta y la urbanización Los Cocoteros, las que se concentran en el tramo de costa de Los Barranquillos, en el Charco de Palo, Las Piteras y una docena de áreas más.
Además de sus conocidos paisajes, la costa de Tenerife está plagada de vertidos contaminantes, construcciones en dominio público, contaminación producida por la refinería, puertos, aeropuertos, zonas urbanas, industria turística y acuicultura. Y una parte de su ecosistema está amenazada por la construcción de nuevas infraestructuras, como el puerto industrial de Granadilla. Medio Ambiente ya ha autorizado el proyecto y ahora la estrategia lo define como “la actuación de mayor impacto territorial acometida en el sur desde la construcción del aeropuerto”,
en 1978. El informe advierte de que este puerto “reduciría el aporte sedimentario a la costa de El Médano”, la única playa natural del sur de la isla, ya que el resto han sido construidas, y se convertirá en un motor económico “una vez agotada la línea de costa disponible” para el turismo.
Otro de los asuntos estrella en la isla es el caso Teresitas. El alcalde de la capital Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo (de Coalición Canaria), y 11 personas más entre políticos, funcionarios y empresarios están imputados en por supuestas irregularidades en la compra de un terreno para evitar que los legítimos propietarios levantaran hoteles, apartamentos y viviendas. La operación, con apoyo de PSOE, PP y CC, costó más de 50 millones de dinero público. Pero la Fiscalía Anticorrupción detectó numerosos fallos en el proceso. El ministerio sólo alude a esta polémica para calificarlo como “proyecto municipal de alto alcance”, sin valorar su conveniencia o no y propone la “ejecución del proyecto de remodelación”. Sí advierte que habrá que “revisar” el expediente de concesión que impiden el libre uso y acceso, como también lo propone para el club náutico de Radazul. Curiosamente, Medio Ambiente propone ahora una fórmula similar a la de Miguel Zerolo para adquirir suelo en riesgo de ser urbanizado y evitar más deterioro del litoral de Tenerife. Así, señala la conveniencia de adquirir 5.970.000 metros cuadrados de terreno costero alrededor de la isla. El informe alerta del “incumplimiento de la normativa sobre la observación de cetáceos”, una actividad que al año atrae a más de 700.000 turistas y genera pingües beneficios. Además, los restos de plásticos y artes de pesca que turistas y pescadores abandonan en el mar provocan cortes y muerte de fauna marina, como tortugas y cetáceos.
Para La Palma, el informe sobre las costas destapa la oportunidad de ordenar adecuadamente la industria turística en una isla de “naturaleza extraordinaria”, tras los ejemplos “nocivos, caóticos o desordenados” de Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Aun así, se detectan los males de las otras islas, como vertidos, y propone la demolición de al menos 613 edificaciones, casas, casetas y chabolas diseminadas por la costa.
La Gomera aún tiene un urbanismo e industria turística controlados “pero crecientes”. Por último, la isla de El Hierro “no se encuentra especialmente presionada por la actividad humana”, a lo que han contribuido su aislamiento y escasa población. El principal problema es la proliferación de edificaciones dispersas, en numerosas ocasiones como segunda residencia, y los vertidos de puertos y barcos.
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