Costa de La Orotava (Tenerife)

lunes, 14 de diciembre de 2009

Técnicas de restauración de dunas

(Publicación del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino.)
Enlace: http://www.mma.es/portal/secciones/acm/aguas_marinas_litoral/zonas_costeras/tipos_litoral/sistemas_dunares.htm

Introducción

La restauración de los sistemas dunares que han sido alterados se consigue mediante la eliminación de las causas que han conducido a su alteración y utilizando técnicas de reconstrucción topográfica y repoblación con vegetación autóctona.Puesto que las dunas costeras son unos sistemas muy dinámicos, los objetivos de restauración se pueden cumplir en un plazo breve, del orden de pocos años.
Es esencial, en cualquier proyecto de restauración, establecer cuáles son los objetivos a alcanzar, siendo deseable que las actuaciones realizadas consigan recuperar la estructura (composición de especies) y funcionamiento (procesos sedimentarios y ecológicos), de forma que el sistema dunar restaurado mantenga una situación de equilibrio dinámico acorde con las características sedimentarias y ecológicas de su entorno.
Como ya se expuso en el Capítulo 5, los proyectos de regeneración de dunas se inician con un estudio detallado de la evolución geomorfológica del sistema dunar y de su uso a lo largo de las últimas décadas.Además, es importante determinar la situación actual de los elementos ecológicos, geomorfológicos y de presión humana que actúan sobre el sistema. Esto permitirá diseñar las futuras fases de actuación. El diseño se realizará en función del uso posterior que vaya
a recibir la zona restaurada.
Las técnicas utilizadas para la regeneración de sistemas dunares degradados, o para la construcción de dunas en aquellas áreas donde éstas no existían, pueden dividirse en dos grandes tipos según la magnitud de la intervención y su incidencia ambiental: técnicas de ingeniería convencional y técnicas ecológicas.

Técnicas de ingeniería convencional: Son actuaciones en las que la reconstrucción de la topografía dunar se realiza mediante el aporte de arena con maquinaria. La fuente de arena puede estar o no en el sistema dunar objeto de la actuación. Suele emplearse este tipo de técnicas cuando el objetivo de la reconstrucción dunar es la protección de algún elemento de gran valor económico, social, cultural (como por ejemplo, los yacimientos arqueológicos), e incluso natural, situados en primera línea de costa. Generalmente, son actuaciones realizadas en plazos de tiempo breves (días-semanas), limitadas en el espacio y que requieren una elevada inversión económica. El impacto ambiental es elevado en aquellas zonas que actúan como fuente de arena y en los emplazamientos de las nuevas dunas.

Técnicas ecológicas: Son actuaciones en las que, una vez eliminado o reducido a rangos compatibles el factor o factores que han conducido a la degradación dunar, se procede a la instalación de sistemas de “ayuda” que permitan su reconstrucción mediante procesos naturales. Es una acción relativamente lenta, cuyos resultados se obtienen a medio plazo. Son actuaciones muy poco costosas, en las que la inversión realizada es muy pequeña en relación con los resultados que se obtienen, que, en general, son buenos.No obstante, puesto que se trata de obras en las que es la propia naturaleza la que realiza la mayor parte del esfuerzo (el viento transporta la arena, la vegetación se establece y extiende su cobertura, etc.), los resultados no se aprecian al terminar la actuación sino al cabo de cierto tiempo, dependiendo de varios factores, entre ellos, la climatología, la dinámica sedimentaria, la efectividad de la protección, etc.

Las técnicas de restauración dunar que se abordan en este manual se refieren exclusivamente a las “técnicas ecológicas”, si bien algunas actuaciones pueden ser complementadas con técnicas de ingeniería convencional. Como ya se ha mencionado, las técnicas ecológicas, al igual que la instalación de captadores de arena para lograr una estructura topográfica adecuada y la plantación de vegetación dunar para la fijación de sus superficies, utilizan los procesos naturales para conseguir su función. En decir, el viento transporta la arena que se deposita detrás de los captadores y la vegetación se va estableciendo hasta conseguir una cobertura que permita su fijación y equilibrio. Estas dos actuaciones son los sistemas de regeneración de ecosistemas dunares más utilizados en Europa y consiguen, si previamente se logra una protección efectiva, su restauración en pocos años.

Los efectos negativos de la frecuentación humana se resuelven mediante sistemas de protección, siendo los más empleados pasarelas peatonales de acceso a las playas, cerramientos en ecosistemas dunares y eliminación del tráfico rodado sobre las dunas. La información al ciudadano cumple un importante papel en las actuaciones de protección y recuperación de espacios litorales, pues éste no suele tener conocimiento del daño que está produciendo, siendo un caso muy claro el perjuicio que produce el pisoteo sobre la duna. Por otro lado, la divulgación de las actuaciones llevadas a cabo consigue una comprensión y aceptación de los trabajos que se realizan, haciéndole al final cómplice y colaborador, lo que aumenta considerablemente el éxito de la restauración. Asimismo, las actuaciones de restauración necesitan un mínimo pero continuado mantenimiento, al menos durante los primeros años después de su realización. Esto es necesario no sólo para la reparación de las estructuras de protección, como cerramientos, pasarelas o carteles que, por causas naturales o la acción vandálica humana suelen sufrir daños. Sino también para la corrección del proceso de captación de arena y para la replantación de las zonas donde la vegetación no ha arraigado suficientemente, ya sea por la movilidad del substrato (enterramiento o erosión) ya por defectos en su establecimiento.

En los apartados siguientes se expondrán detalladamente estas técnicas para la restauración de cordones dunares costeros. Éstos consisten básicamente en la reconstrucción dunar, revegetación, sistemas de protección, sistemas de comunicación y seguimiento de las actuaciones. En el Capítulo 7, se mostrará cómo obtener las plantas necesarias para realizar dicha revegetación. Es importante recordar que todas estas actuaciones deben realizarse después de, o a la vez que se produce la eliminación total o la reducción a niveles compatibles de las causas que han conducido a la alteración del sistema dunar. Sólo así podrá garantizarse el éxito de las acciones realizadas y se evitará volver a la situación anterior de degradación de las dunas costeras.

Actuaciones que deben contemplar los proyectos de restauración de sistemas dunares costeros

1. Eliminación de las causas de alteración

2. Reconstrucción dunar

3. Revegetación

4. Sistemas de protección del sistema dunar

5. Sistemas de comunicación de actuaciones realizadas

6. Seguimiento durante las actuaciones de restauración

7. Seguimiento a medio plazo de la restauración

8. Mantenimiento durante los años posteriores

Reconstrucción morfológica de la duna costera

La reconstrucción de la duna se realiza en zonas donde el cordón dunar ha sido eliminado total o parcialmente o bien está fragmentado longitudinalmente por incisiones,muy frecuentemente ocasionadas por la circulación de personas. También se puede realizar la construcción de un cordón dunar en zonas donde antes no existían, como parte de actuaciones de regeneración de playas o como actuaciones independientes encaminadas a la protección de intereses de zonas interiores frente a la acción del mar.

Situaciones en las que se realizan actuaciones para la reconstrucción dunar

Brechas en el cordón dunar

Desaparición de tramos de cordón de dunas

Desaparición total del cordón dunar

Construcción de cordones dunares “de novo”

El caso más frecuente en nuestras costas es la restauración de cordones fragmentados por la presión ejercida por los visitantes. El efecto de las pisadas, paseos a caballo y uso de vehículos todoterreno produce una considerable alteración de la morfología dunar. En los cordones costeros, el resultado de esta presión se suele traducir en la proliferación de caminos hacia la playa que los atraviesan transversalmente y dan lugar a numerosas incisiones o brechas en el cordón.

Por estas brechas se canaliza el viento, que adquiere una mayor velocidad y potencial erosivo, y poco a poco (o en ocasiones rápidamente), va erosionando los taludes laterales de los segmentos del cordón, aumentando los canales en anchura y profundidad.Esto provoca que se pueda llegar a cortar por completo

el cordón dunar. Esta situación repetida a lo largo de un sector de costa puede dar lugar a la desaparición parcial o total del cordón dunar, viéndose reducido en numerosas ocasiones a un conjunto de montículos separados entre sí, con una topografía muy irregular y con una vegetación muy dañada. En estos casos, la restauración de la duna se inicia mediante la reconstrucción topográfica del cordón adoptando una morfología lo más parecida a la que existía primitivamente o, si no existiera previamente, lo más parecida

a la de los sistemas dunares análogos situados en los alrededores. La reconstrucción topográfica debe conseguir una morfología adecuada, lo más aerodinámica posible para evitar la formación de turbulencias. La metodología más utilizada para la reconstrucción de cordones dunares consiste en la utilización de sistemas pasivos de captación de arena. Este método sustituye la función que, de forma natural, ejerce la vegetación pionera en la formación de dunas.

En otros casos, cuando el sistema dunar se encuentra en un estado muy degradado o la topografía es muy irregular, se puede recurrir a la realización de movimientos de tierras mediante maquinaria. Este sistema se utiliza preferentemente para reconstruir cordones dunares arrasados por temporales excepcionales y,más frecuentemente, para cerrar los pasillos de deflación y brechas de los cordones dunares. En estos casos, se deberá actuar desde la zona de la playa evitando penetrar en zonas con vegetación. El proceso es sencillo, consiste en rellenar los pasillos de deflación con arena extraída de zonas cercanas de la playa, evitando dañar la vegetación y utilizando maquinaria (retroexcavadora, cinta transportadora, etc.,) hasta lograr una morfología uniforme.

Técnicas de restauración

Captadores pasivos de arena

Los sistemas pasivos de captación de arenas son estructuras que consiguen formar depósitos gracias a la intercepción de la arena que el viento transporta, al reducir su velocidad por la fricción que ejercen. Estos sistemas son utilizados para 1) ayudar a rellenar huecos o brechas en las dunas, 2) crear cordones completamente nuevos y 3) crear “cordones de sacrificio” para protección de zonas interiores de elevado valor cultural o natural para su conservación. Los captadores de arena sustituyen así la función que, de forma natural, ejerce la vegetación pionera en la construcción de cordones dunares costeros, como ya se explicó en el Capítulo 3. La ubicación de los captadores sobre el terreno depende del objetivo perseguido y de la dinámica sedimentaria natural del sistema. Por tanto, en tramos costeros con una dinámica sedimentaria estable o progradante, se sitúan sobre lo que correspondería al cordón dunar embrionario o en posición adelantada. Mientras que en tramos costeros regresivos, se sitúan detrás, donde se ubicaría el límite del sistema al cabo de los años. Los captadores de arena son empalizadas normalmente de ramas muertas de plantas (mimbre, cañas,matorrales, etc.), tablas de madera (tablestacados) u otros materiales (redes de plástico).

Los dos primeros tipos son materiales biodegradables y, en el caso de las ramas muertas, aumentan el contenido en materia orgánica del suelo para la vegetación que posteriormente se instale. Su función es reducir la velocidad del viento por fricción y con ello, disminuir la carga de arena transportada, propiciando la acumulación de arena, aumentando la altura y anchura del depósito. Estos sistemas contrarrestan la erosión eólica y aportan una mayor estabilidad al depósito arenoso. La eficiencia en la acumulación de arena y la morfología de las dunas así formadas depende de la porosidad del sistema de captación, la altura, inclinación, velocidad del viento, características de la arena, distancia entre filas de captadores, número de filas de captadores y características topográficas de la zona donde se colocan (Nordstrom, 2000). En general, los captadores porosos son más efectivos que los sólidos, ya que estos últimos producen depósitos menos estables (Ranwell y Boar, 1986).

El uso de captadores pasivos de arena está ampliamente extendido debido principalmente a su relativo bajo coste, la facilidad de construcción y su eficiencia en la formación de depósitos arenosos. Existen dos tipos de captadores, de acuerdo con su emplazamiento y los objetivos perseguidos. Por un lado, sistemas de captadores estructurales para las zonas donde no existe vegetación y el cordón dunar está prácticamente ausente, y por otro, sistemas de captadores de apoyo a las plantaciones, para las zonas donde existe algo de vegetación y el cordón dunar mantiene todavía su estructura.

- Sistemas de captadores estructurales

Líneas de captadores cuyo papel principal es la formación de un cordón dunar en zonas donde éste ha desaparecido o se quiere construir uno nuevo. Están constituidos por bandas de un número variable de filas continuas de empalizadas, clavadas verticalmente en el suelo y paralelas entre ellas. La distancia entre las filas es menor en la zona central con el objeto de conseguir mayor deposición de arena en esa zona y obtener un perfil similar al que presentan los cordones dunares en estado natural. Además, las filas deben colocarse perpendiculares a los vientos dominantes para obtener una mayor eficiencia en la captación de arena.

- Sistemas de captadores de apoyo

Los sistemas de captadores de apoyo se utilizan en zonas donde el cordón dunar no está totalmente degradado y se instalan entre la vegetación natural o entre las plantaciones. Su principal objetivo es la protección de las plantaciones frente a la erosión eólica y la deposición de arena mientras las plantas alcanzan su tamaño adulto, asumiendo posteriormente éstas la función de estabilización y fijación de las zonas de arena móvil. Este tipo de captadores se puede utilizar también en las mismas zonas donde se han instalado los captadores es el nivel de arena adquiera una elevación suficiente. Se suelen disponer en filas discontinuas al tresbolillo, es decir, cuando el vacío entre dos captadores coincide con el captador de la fila siguiente. El proceso de instalación y la disposición en el terreno es el mismo que en el caso de los captadores estructurales.

El emplazamiento del captador es determinante del perfil dunar que se pretende construir. Cuando los captadores se sitúan paralelamente al pie de la duna, se recoge directamente la arena seca que procede de la playa, aumentando el volumen de la duna embrionaria. Si los captadores se sitúan en la cresta de la duna, lo que aumenta es la altura del cordón dunar. Existen también captadores que se sitúan perpendicularmente a los paralelos a la línea de costa y que son frecuentes en algunos países de Europa. Sin embargo, éstos, al igual que los anteriores, requieren un cuidadoso emplazamiento, pues pueden provocar erosión en otras zonas.

Además, el perfil que se consigue es menos aerodinámico, originando turbulencias en el viento y consecuentemente, potenciales efectos erosivos. Con captadores flexibles, como los formados por varas de mimbre, la sedimentación tiene lugar a sotavento de las filas de captadores y en una anchura de ocho veces su altura, por lo cual, la distancia entre las filas debe ser aproximadamente de ocho metros. En el caso de las tablestacas, la sedimentación de arena ocurre tanto a barlovento como a sotavento y la acumulación es mucho más irregular que en los captadores flexibles, por lo que su funcionamiento y utilización no es similar a la de éstos.

En general, los captadores flexibles producen una acumulación más homogénea y tendida, consiguiendo una topografía mucho más aerodinámica y estable que en el caso de las tablestacas. Además, la vegetación coloniza mucho mejor las arenas estabilizadas con captadores flexibles que con tablestacas, debido a que estabilizan la superficie reduciendo la erosión por el viento.

Las tablestacas, sin embargo, son más útiles para la formación de depósitos provisionales en la playa seca y para evitar la llegada del mar en mareas vivas. Posteriormente, al retirarse, estos depósitos son transportados por el viento hacia la duna propiamente dicha.

Los captadores flexibles de mimbre son usados ampliamente en España por su relativo bajo coste, fácil adquisición y sencillo montaje. Sus efectos han sido contrastados en numerosos trabajos de restauración, en especial en las dunas de las costas cantábricas y atlánticas.Comercialmente, se encuentran desde 100 hasta 180 cm de altura. Se entierran un tercio de su longitud y la densidad más comúnmente empleada es de 3 kilogramos por metro lineal. En las costas mediterráneas, se suelen emplear captadores realizados con la planta Spartina (borró), armada y tejida con cañas. Este material es fácilmente recolectable en zonas húmedas y se construyen de forma artesanal en segmentos de 1 a 2 m de longitud. Su altura es inferior a 60 cm y se entierran unos 20 cm. Su eficacia ha sido ampliamente reconocida en ambientes de escaso transporte de arena por el viento. Cuando los captadores de arena pierden su función al ser sepultados por éstas, es el momento de colocar encima del depósito otra línea de captadores si se desea seguir aumentando el tamaño de la duna o bien proceder a su estabilización mediante la plantación de la vegetación dunar.

Revegetación

Una vez estabilizado el cordón dunar, se procede a su fijación mediante plantaciones de especies dunares que, en estado natural, son las responsables de la formación y mantenimiento de las dunas. Esta actuación tiene por objeto devolver al sistema la cubierta vegetal que, por diversos motivos, ha desaparecido en ciertas zonas. Esta pérdida de cobertura vegetal en el cordón dunar es una de las causas de su desestabilización y de las movilizaciones de grandes volúmenes de arena hacia el interior.

La colonización natural del cordón dunar reconstruido artificialmente es un proceso lento. Si bien la duna costera es un sistema abierto y es continua la llegada de propágulos de tramos dunares cercanos, las dunas restauradas se erosionan antes de que la vegetación se instale y ejerza la función de estabilización. Por lo tanto, la revegetación debe realizarse de forma artificial plantando especies dunares.

Elección de las especies

Los cordones dunares costeros poseen una biodiversidad relativamente baja. García Mora (2000) registró en un muestreo de 55 parcelas de 250 m2 realizado en 300 km de la costa del Golfo de Cádiz un total de 55 especies vasculares pertenecientes a 49 géneros y 22 familias. Siendo la riqueza específica muy heterogénea, entre 3 y 25 especies por parcela. Si bien el objetivo de la restauración ecológica es el de devolver a un ecosistema degradado los elementos necesarios para conseguir un equilibrio dinámico similar al natural, no es viable económica ni técnicamente plantear un proyecto de restauración de la cobertura vegetal contemplando la reintroducción de todas las especies que, en teoría, podrían componer el sistema. Por ello, es preciso seleccionar un número limitado de especies a introducir.Aunque todas ejercen su función dentro de este teórico equilibrio dinámico, existen especies clave que ejercen un papel fundamental sobre la dinámica eólica de un cordón dunar mientras que para otras, este papel constructor es mucho menor.

En las dunas costeras activas, las especies de plantas que tienen una función más relevante son aquellas que consiguen una acumulación y estabilización apropiada de los depósitos de arena y que conforman y m de equilibrio dinámico. En las costas europeas y, en concreto, en las de la Península Ibérica, aparecen dos especies especialmente interesantes, la grama marina (Elymus farctus) y el barrón (Ammophila arenaria), también llamadas “estructurales” (García Mora, 2000) o constructoras de dunas (Ranwell y Boar, 1986). La primera se desarrolla especialmente en las dunas embrionarias y la segunda, sobre el primer cordón dunar.Ambas especies son gramíneas perennes, con un sistema radicular muy desarrollado, adaptadas a las condiciones ambientales del litoral, capaces de dispersarse a través del viento y del agua de mar y resistentes al enterramiento en la arena.

Estas especies son las más utilizadas en las operaciones de revegetación de los cordones dunares y las que más se cultivan para este uso.Ambas especies, no obstante, sólo pueden ser plantadas en las zonas donde existe un aporte regular de arena, necesario para su establecimiento y desarrollo (Van der Putten y Peters, 1995). En concreto, el barrón no prospera bien en zonas donde el aporte de arena es menor de 30 cm/año.

El barrón es la especie más utilizada en las regiones templadas para la estabilización de la arena (Hobbs et al., 1983; var der Laan et al., 1997). Su plantación se lleva a cabo en algunos países europeos, como Dinamarca, desde la Edad Media.Otras especies también utilizadas fuera de nuestro país son Ammocalamagrostis baltica (un híbrido entre Ammophila arenaria y Calamagrostis epigejos) en Holanda,Alemania y Escandinavia (Nordstrom y Arens, 1998). En las áreas templadas atlánticas de Norte América, se utiliza Ammophila breviligulata y Uniola paniculata (Knutson, 1978; Nordstrom y Arens, 1998). En Australia es también frecuente el uso de otra planta de la misma familia, Spinifex longifolius, para estabilizar depósitos arenosos costeros.

Debido a que el sistema dunar activo es un sistema abierto y que la mayoría del resto de las especies (constituyen alrededor de un 5% de la cobertura (García Mora, 2000) tienen mecanismos de dispersión adaptados a estos sistemas, se puede prescindir de utilizarlas en la plantación, ya que llegarán por sus propios medios. No obstante, si técnica y económicamente es posible, es aconsejable aumentar la biodiversidad del sistema con otras especies. Actualmente, se suelen utilizar como complemento en las restauraciones de las costas españolas especies como Eryngium maritimum, Helichrysum stoechas, Pancratium maritimum, Otanthus maritimus y Euphorbia paralias, principalmente. En dunas mediterráneas y del Golfo de Cádiz, también se ha ensayado con éxito con Cakile maritima, Calystegia soldanella, Crucianella maritima, Lotus creticus, Malcolmia littorea, Medicago marina, etc.

Una vez realizada la función estabilizadora de estas especies estructurales, antienen las características geomorfológicas del sistema en una situación en un breve intervalo de tiempo se produce la colonización de otras especies dunares (van der Laan et al., 1997).

Sin embargo, el aumento de la diversidad de especies mediante la revegetación no se debe hacer sin un estudio previo de las características de la vegetación del entorno, ya que no todos los sistemas dunares, ni siquiera todos los tramos de un mismo sistema dunar, son igualmente ricos en especies. Además, diferencias en la disponibilidad sedimentaria y en la estabilidad del substrato imponen diferencias en la distribución de las diferentes especies (García Mora et al., 1999). Para realizar las plantaciones de Ammophila arenaria, tradicionalmente se han utilizado plantas obtenidas del medio natural, y también se ha probado la siembra directa de las semillas en el campo (van der Putten, 1990; van der Putten y Kloosterman, 1991), si bien se requiere cierta estabilidad del substrato arenoso y con fragmentos de rizomas (van der Putten, 1990). No obstante, no todos estos métodos tienen la misma efectividad, pues la siembra es poco viable en la práctica, debido a que la mayor parte de las plántulas mueren antes de llegar a adultas por la sequedad, el enterramiento o la erosión por el viento.

El método de entresaca y trasplante no es conveniente en áreas mediterráneas, ya que la densidad de plantas es comparativamente baja (80% de cobertura de Ammophila arenaria en Centroeuropa frente a una media de 40-50% en el Golfo de Cádiz), y por tanto, exige grandes extensiones de zonas dunares para

la extracción de plantas sin causar excesivos daños.Por otro lado, la producción de plantas dunares en vivero a partir de semillas es mayor y más rentable. Una vez obtenidas las plantas en vivero, normalmente de 1 a 2 años de edad, se plantan manualmente, excavando un hoyo de unos 25 cm de profundidad, donde se aloja la planta, procediendo posteriormente a taparla. La planta deberá quedar enterrada unos 10 cm con respecto a su nivel original en el lugar de procedencia. Una de las condiciones indispensables para el uso de plantas procedentes de vivero es que las semillas utilizadas para la revegetación de una zona deban proceder de la misma área geográfica, para así evitar una homogeneización genética de la especie.

6.3.2 Diseño de la plantación

Las especies dunares se distribuyen en franjas paralelas a la costa constituyendo formaciones vegetales propias. Como ya se ha explicado en anteriores capítulos, se clasifican en dunas primarias, secundarias, terciarias, dunas activas, inactivas, fijas, etc. En el diseño de la plantación habrá que tener en cuenta la distribución natural de estas especies. Las plantas deben plantarse en zonas donde existe aporte de arena por el viento o por lo menos suficiente transporte, aunque el aporte no sea perceptible. El substrato debe ser siempre arena eólica limpia, sin materiales finos ni materia orgánica. Además, la observación de cómo se distribuyen las especies en las zonas cercanas suele ser un elemento importante para determinar el emplazamiento exacto de la vegetación. Respecto al patrón espacial de plantación, en el centro y norte de Europa ha sido habitual la plantación regular muy densa, ya que el objetivo principal normalmente ha sido la fijación de las dunas para impedir su avance hacia el interior o la estabilización de cordones que eviten el avance del mar. Por otro lado, en estas zonas el clima es mucho más húmedo lo que permite una

mayor densidad de plantas.

Se debe evitar un patrón regular de plantación y se debe adecuar la densidad de ésta a las características climáticas de cada región costera. La densidad se debe establecer a partir de un estudio de la densidad de plantas en tramos naturales conservados, Así, en el norte de España, la densidad natural se halla alrededor del 75% y en el Golfo de Cádiz se sitúa alrededor del 45%.

Eliminación de la vegetación invasora

La eliminación de la vegetación invasora es un aspecto fundamental en la restauración de los ecosistemas dunares costeros. Su erradicación ha de ser completa, ya que si se dejan restos de vegetación o semillas, al cabo de poco tiempo, volverán a expandirse sobre el sistema dunar, haciendo inútiles los esfuerzos de eliminación realizados. Las campañas de eliminación deben ser prolongadas en el tiempo siendo aconsejable que, después de la primera eliminación, se realicen nuevas campañas anuales o bianuales durante al menos cinco años, para garantizar la desaparición total de las plantas y semillas. La eliminación de la vegetación invasora puede llevarse a cabo mediante métodos físicos, como el arranque directo o mediante la aplicación de herbicidas. El primer método sólo es conveniente en el caso de superficies colonizadas lo suficientemente pequeñas como para asegurar la eliminación de la totalidad de la planta. La aplicación de herbicidas se considera lo más adecuado para los sistemas dunares, siempre que se apliquen correctamente. Exigen menor coste y son más eficaces puesto que se translocan a la totalidad de la planta evitando rebrotes. Además, la eliminación física frecuentemente aumenta los procesos erosivos en la duna. Los herbicidas más utilizados para la eliminación de especies invasoras son los que tienen como sustancia activa el “Glifosato”, ya que además de su gran eficacia dentro de los herbicidas no hormonales, son los que presentan menor toxicidad tanto para el hombre como para la fauna terrestre y acuática y no son corrosivos ni inflamables.

Para lograr su máxima efectividad, la aplicación debe realizarse cuando la planta comienza su actividad en primavera (desde mediados de febrero hasta mediados de mayo en las costas andaluzas y desde marzo a junio en las costas cantábricas). La aplicación se realiza por microaspersión, procurando mojar toda la planta y evitando la vegetación autóctona. La dosis recomenda es de 160 ml de sustancia activa en una superficie de unos 100 m2. En cualquier caso, para reducir los riesgos de las plantas invasoras es imprescindible evitar la plantación de especies no autóctonas de un sistema dunar concreto.

Sistemas de protección

Una de las causas más importantes de la degradación y desaparición de la cubierta vegetal es el pisoteo de los usuarios de la playa sobre la vegetación. La afluencia masiva, especialmente durante los meses de verano a las costas, origina la pérdida de la vegetación, sobre todo en las zonas próximas a los aparcamientos, chiringuitos, etc. Para lograr una restauración exitosa es indispensable eliminar la afluencia de público al área donde se realiza la actuación. Para ello, es necesario realizar una serie de obras para proteger el cordón dunar, dentro de las que se incluyen cerramientos, adecuación de accesos, construcción de pasarelas y carteles informativos.

6.5.1 Cerramientos

Para proteger las zonas plantadas y las zonas que, aunque no hayan sido objeto de plantación, necesitan limitar la afluencia de visitantes, se considera necesaria la instalación de un cerramiento. Existen muchos tipos de cerramiento para proteger los cordones dunares en función de la presión de visitantes que soporta y de la estética que se pretenda conseguir, pero los más efectivos son los que evitan el paso de al menos el 90% de los usuarios que entraban antes de cerrar el paso.

Los tipos de cerramientos más comúnmente empleados se detallan a continuación:

Cerramiento de madera y malla metálica

Cerramiento de madera o madera plástica

Cerramiento de madera y cuerda

En zonas de mucho uso, para evitar conflictos con los intereses de los bañistas, es aconsejable evitar el cierre de áreas demasiado extensas dejando pasillos. El área a proteger es un elemento clave para conseguir una protección efectiva del sistema dunar en su conjunto. Dado que la formación de las dunas tiene lugar desde el lado del mar hacia el interior, es en esta franja más próxima al mar donde la protección debe ser más efectiva. En éste área debería incluirse, siempre que sea posible, además de la zona activa (dunas primarias y secundarias), la zona de la playa seca donde se desarrolla un tipo de vegetación más adaptada a las condiciones impuestas por su cercanía al mar.

Un problema frecuente en los cerramientos y en especial, en los que se realizan en las zonas más móviles (por cercanía al mar o por la inestabilidad del substrato con respecto al viento), es su enterramiento o su descalce. Es muy importante tener en cuenta este problema en los planes de mantenimiento de las áreas dunares restauradas pues, en caso contrario, dejarían de ser eficaces, por el enterramiento del cerramiento en zonas de mucho aporte, o por la caída de tramos en zonas de erosión.

Con respecto al equilibrio sedimentario que presente el sistema, la distancia entre el cerramiento y el cordón dunar es también variable. En zonas de acreción, y en previsión de un avance de la duna hacia el mar, esta distancia debe ser mayor.Mientras que si se trata de zonas erosivas, la distancia puede ser menor y más condicionada, por los problemas que pudiera causar el oleaje. Muy frecuentemente, los cordones dunares, aunque no presenten un balance sedimentario negativo, están sujetos a cambios a pequeña escala causados por la acción del oleaje por lo que se observan tendencias erosivas y progradantes alternas durante periodos de pocos años. En zonas que han sufrido erosión basal del cordón recientemente por efecto del oleaje, es conveniente prever la readaptación del perfil dunar alejándose de la base de la duna, aunque el riesgo de deterioro por el oleaje directo sea mayor.



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