Autor: David PALACIOS ESTREMERA
(Fragmento del texto publicado en:
http://revistas.ucm.es/ghi/02119803/articulos/AGUC8989110169A.PDF)
INTRODUCCIÓN
El macizo de Tigaiga es una acumulación volcánica que separa el valle de la Orotava del valle de Icod de los Vinos, en la fachada septentrional de la isla de Tenerife. El macizo tiene una forma trapezoidal, con paredes escamadas en sus cuatro bordes.
En el presente trabajo se estudian las características geomorfológicas del sector occidental, dejando para otras investigaciones la propiamente llamada «Pared Este de Tigaiga», con su sector costero (Playa del Socorro) y su área de cumbres (La Fortaleza-El Cabezón).
Las unidades geomorfológicas más características del sector estudiado quedan delimitadas con claridad. En primer lugar, una red de barrancos drena el dorso del macizo, adoptando diversas formas en relación con la erosión diferencial, las líneas estructurales y la erosión regresiva.
Los interfluvios que separan estos cursos muestran también una diversidad altitudinal por causas volcanoerosívas.
La pared occidental del macizo ha sido prácticamente anegada por las lavas recientes, que descienden del Sur, procedentes de los conos adventicios del Teide.
La pared septentrional es, en realidad, un antiguo acantilado que alcanza los 400 m. de altura. Adosados a la base de este paleoacantilado, se extienden una serie de conos de deyección, fosilizando la antigua plataforma de abrasión. Estos conos han sido, a su vez, erosionados por el mar, formando un nuevo acantilado de 50 m. Esto ha permitido descubrir, entre el cono y la plataforma de abrasión, dos niveles sedimentarios marinos.
CONCLUSIONES
Igualmente, los mismos condicionamientos están dirigiendo el sistema de drenaje interno, que se elabora sobre el dorso del macizo, a través de una serie de barrancos, en distinto grado de evolucion.
Este proceso, que fue iniciado en el Pleistoceno Medio (hace 0.67 M. A. según Abdel Monen, 1972 o hace 0,69 M. A. según Carracedo, 1979), permanece desconocido en sus detalles concretos~. Sólo podemos aproximarnos a sus últimos acontecimientos, gracias a los materiales sedimentarios que se han conservado sobre una plataforma de abrasión marina, ahora colgada sobre el nivel de las aguas. al pie del antiguo acantilado. Sin embargo, los datos obtenidos son todavía muy relativos, pues sólo se basan en observaciones altimétricas. Hemos utilizado como puntos de referencia los trabajos de síntesis de los paleoclimas africanos (Biberson, 1971 y Beaudet, 1971) y de los canarios (Meco, 1977 y Yanes, 1985).
1. El resto más antiguo observado en este sector litoral lo constituye la plataforma a + 8.2 m. de San Juan de la Rambla, datada por Zeuner (1958) en el Rabatiense. como ya hemos citado.
2. Una regresión posterior, seguramente contemporánea al presoltaniense, permite, al retirarse el litoral, la movilización eólica de las arenas de playa, acumulándose en las oquedades costeras. Algo parecido a lo que ocurre actualmente en Antequera, al SE de la isla.
3. Posteriormente, en una transgresión, se arrasa la duna junto con los traquibasaltos y el Mortalón, y se deposita una playa, en sectores arenosa, en otros de callao, a -1-5 ni de altura actual. Por su altimetría, puede considerarse del Ouljiense.
4. Hay muestras de un nuevo período regresivo, tanto en la Playa de los Terreros como en la Playa de las Aguas, coincidiendo con mayo res precipitaciones; se depositan sedimentos sobre la paleoplaya, que muestran una actividad frecuente en los barrancos.
5. Con las observaciones señaladas en los sedimentos próximos al dique de la desembocadura de Rambla de Ruiz, se puede deducir algunas consecuencias:
a) El barranco acabó incidiendo en su cauce y erosionando los materiales antes citados.
b) Con una nueva transgresión, el mar vuelve a penetrar: ahora formando una bahía de inundación y depositando un nuevo nivel de playa a + 2,2 m. Tiene una altura similar a la paleoplaya del Tachero datada en 18.000 BP y por tanto Intrasoltaniense (García Talavera,
Kardas y Ricbards, 1978).
c) Posteriormente, tras unos aportes aluviales, ya en situación regresiva, hay señales de un clima árido en el que se desprenden los bloques del dique, taponando al antiguo cauce y sin ser removidos.
6. Con posterioridad, llega la crisis climática causante de la deposíción de los extensos conos que cubrieron la base del paleoacantilado. Como ya se ha estudiado en otros lugares de la isla, las características de estos depósitos se corresponden con una situación rexistásica y violentas precipitaciones esporádicas, coincidiendo con una regresion marina que permite el asentamiento de estos depósitos (Criado y Yanes. 1983. por ejemplo). Nos encontramos en los finales del Soltaníense.
7. Este proceso se paraliza, al adquirir más importancia la deposición de coluviones, que cubren, en parte, a los conos.
8. Durante la transgresión Mellahiense se acantilan los conos.
9. La colada que recorre el Barranco de Chaurera y cubre su cono, ya acantilado, está fosilizada a su vez por las coladas del Pico Cabras. Calculamos, por tanto, su edad entre los 6.000 y 3.000 BP aproximadamente. Esta colada ha sido excavada, ya en el holoceno, por las aguas del barranco, formando la Rambla de San Juan. A partir de este momento. se han depositado nuevos aluviones en dos niveles + 13 m. y + 7 m., frente a el único nivel de la Rambla de Ruiz (+ 20 m.).
Estas conclusiones pueden servir de aproximación a la complejidad del problema de los paleocli¡nas del cuaternario reciente en este área, en espera de obtener muestras que permitan unas dataciones más exactas.
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