Costa de La Orotava (Tenerife)

miércoles, 12 de agosto de 2009

CARACTERIZACIÓN DE CELDAS LITORALES EN UN TRAMO COSTERO APARENTEMENTE HOMOGÉNEO DEL LITORAL DE CÁDIZ (SO DE ESPAÑA)

(Fragmento del texto publicado por Anfuso, G. - Dpto. de Geografía, Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales. Puerto Real (Cádiz, España). Publicado en http://tierra.rediris.es/CuaternarioyGeomorfologia/images/vol18_1_2/Cuaternario18(1-2)_02.pdf).

Nota del editor del blog: En el presente artículo se indican velocidades del viento en m/sg, datos que no han podido confirmarse con el autor, pudiendo tratarse de un error tipográfico, y corresponder a datos expresados en km/h.

Resumen:   

           Se realizó un estudio de la distribución de celdas litorales en un tramo aparentemente homogéneo del litoral de Cádiz, mediante el seguimiento topográfico de varios perfiles de playa a lo largo de dos años. La interacción entre el oleaje incidente y las estructuras naturales o antrópicas da lugar a celdas, unidades básicas en las que se puede dividir el litoral. Los sedimentos se desplazan dentro de cada celda y/o pasan de una celda a otra, en función de la dirección de aproximación del oleaje. De esta manera, la determinación de las celdas es básica para la comprensión del transporte litoral y la predicción de la evolución de la línea de costa a escala temporal media-larga. En el litoral estudiado, se identificaron seis celdas principales limitadas por las plataformas rocosas presentes en la zona sumergida y en la parte intermedia y baja del intermareal, y por dos espigones en los extremos de la zona de estudio. Todas estas estructuras constituyen límites fijos de tránsito de sedimentos, existiendo también límites libres de difícil determinación en cuanto su posición varía en función de las características del oleaje.

1. Introducción
            El estudio del medio costero es muy complejo debido a que los diferentes procesos que intervienen en su evolución actúan a diversas escalas espaciales y temporales. Aquellos que actúan a pequeña escala no se pueden extrapolar a una escala medialarga dado que la evolución costera no es lineal, siendo los procesos, en la gran mayoría de los casos, rítmicos o cíclicos. Debido a estas razones y a la falta de datos de partida, a menudo resulta difícil predecir la evolución de la costa mediante el uso de ecuaciones empíricas (Komar, 1976 y 1998; Carter, 1988).  Por otro lado, un seguimiento directo de los cambios morfológicos permite
comprender dónde,  cuando y porqué las playas cambian (Malvárez et al., 2000).  En este marco se encuadra el estudio de las celdas litorales, en cuanto su conocimiento es fundamental para reconstruir la evolución del litoral a medio-largo plazo y para calcularel balance sedimentario de un área.

             Las celdas se pueden definir como unidades “básicas” en las que se divide el litoral. Los sedimentos se mueven dentro de cada celda y/o pasan de una celda a otra, en función de la dirección de aproximación del oleaje y de las características de los límites entre ellas. Las celdas son fácilmente individualizables en costas irregulares (por ejemplo, bahías, estuarios, etc.) o en costas rectilíneas interrumpidas por salientes rocosos u otros límites de tipo “fijo” (podría hablarse entonces de “celdas morfológicas”). Sin embargo, resulta muy complicado determinar la existencia de celdas en costas abiertas aparentemente uniformes, donde éstas se forman como resultado de procesos de refracción del oleaje, generación de ondas de borde, etc., cuya existencia está condicionada por la morfología de la playa submarina. Los límites de las celdas que se forman en estas costas suelen ser de tipo “libre”, es decir, varían su posición en función de las características del oleaje incidente. Finalmente, se puede diferenciar entre límites total o parcialmente impermeables (Bray et al., 1995); estos últimos pueden permitir un transporte sedimentario unidireccional o bidireccional.

            En el presente trabajo se han identificado y caracterizado las celdas litorales presentes a lo largo de un tramo aparentemente homogéneo del litoral gaditano entre Chipiona y Rota (Cádiz), individualizadas mediante un seguimiento morfológico llevado a cabo durante dos años.


3. Zona de estudio
            La zona de estudio se localiza en el litoral entre Chipiona y Rota (Cádiz, SO de España, Fig. 1) e incluye 14 Km de playas arenosas constituidas por sedimentos cuarzosos de granulometría media y fina, moderadamente bien clasificada. Las playas están respaldadas por dunas y acantilados labrados sobre depósitos pliocuaternarios (Baena et al., 1987).  El litoral objeto de estudio se puede dividir en dos partes con orientación uniforme.  El primer tramo está comprendido entre Chipiona y Punta Candor  y presenta orientación NNO-SSE.  El segundo incluye las playas entre Punta Candor y Rota y tiene orientación NO-SE .  La línea de costa se presenta aparentemente homogénea, por lo que resulta complicado realizar una aproximación a su posible división en celdas. En la playa seca y en el intermareal alto y medio no hay salientes rocosos notables que interrumpan la deriva litoral, aunque existen dos espigones instalados en los dos extremos de la zona de estudio.

           Las plataformas rocosas dan lugar a salientes en el nivel medio-bajo del intermareal, que pueden actuar como espigones sumergidos; esto sucede en Punta Camarón, Punta Candor y La Costilla P. XI . Por otro lado las playas de Tres Piedras y La Ballena ocupan un tramo de litoral muy rectilíneo , y la playa de Trayuelas, forma una ensenada amplia delimitada por la plataforma rocosa . El rango mareal, con periodicidad semidiurna, varía entre 3,22 m (mareas vivas) y 1,1 m (mareas muertas), clasificando la costa como mesomareal baja.

           Los vientos dominantes (Muñoz y Sánchez, 1994) soplan del ONO, vientos húmedos atlánticos denominados “poniente” (con el 12.8% de frecuencia anual y 19.3 m/s de velocidad anual media), y del ESE, vientos secos que soplan de tierra, conocidos como “levante” (con el 19.6% de frecuencia y velocidad media de 27.8 m/s). Las olas se aproximan a la costa preferentemente del Oeste (45% de frecuencia anual, Muñoz, 1996), con altura media inferior a 1 m y altura de ola significante asociada a temporales de 2 m (Reyes et al., 1997). Se han representado las  rosas de oleaje para condiciones de mar de viento y mar de fondo en la Bahía de Cádiz (ROM 0.3, 1991).  No fue posible disponer de datos exactos sobre dirección de aproximación del oleaje durante el periodo de estudio, ya que las boyas oceanográficas presentes en el área, “Cádiz” y “Sevilla 1” (pertenecientes a la REMRO), son de tipo escalar. La deriva litoral fluye hacia el Sureste, aunque también se puede observar un transporte contrario debido a los vientos procedentes del segundo y tercer cuadrante, que cobran mayor importancia en algunos tramos en función de su orientación específica.



4. Metodología
           El seguimiento morfológico de las playas se llevó a cabo desde marzo de 1996 hasta mayo de 1998, mediante el levantamiento topográfico de 12 perfiles normales a la línea de costa, con el fin de estudiar las variaciones morfológicas y volumétricas que pueden poner en evidencia la existencia de celdas litorales . Los perfiles se midieron mediante un teodolito automático Zeiss Eth 4, con periodicidad mensual, a partir de puntos fijos en la trasplaya, prolongándose hacia el mar hasta la profundidad correspondiente a la bajamar viva. Se realizaron un total de 194 perfiles a lo largo de 19 campañas. La ubicación de las playas y de los perfiles, indicados con la abreviatura “P.” y numerados de Norte a Sur, se presenta en la figura 1.

            Mediante una función de integración espacial  del programa SigmaPLOT del entorno Windows, se calcularon las variaciones volumétricas de las playas estudiadas y los trasvases de sedimento entre las diferentes partes de las mismas. Para la caracterización sedimentaria de las playas se tomaron muestras en el intermareal y en la playa seca, y se analizaron en laboratorio mediante tamizado en seco. Los parámetros granulométricos se calcularon según la metodología de Folk y Ward (1957). Con el fin de identificar la existencia o no de celdas en el litoral estudiado, se utilizaron fundamentalmente las variaciones volumétricas observadas en las distintas campañas de seguimiento. Los perfiles se consideraron representativos de un tramo de litoral de longitud variable, de forma que los límites entre celdas se ubicaron entre perfiles cercanos que mostraron un comportamiento claramente diferente. Estos puntos no presentaron variaciones, bien porque el balance sedimentario neto transversal y longitudinal era cero, o bien porque en ellos no se identificó un transporte sedimentario significativo. También se tuvieron en cuenta los cambios morfológicos y las variaciones granulométricas de los sedimentos, relacionándolos con las observaciones sobre la dirección de aproximación del oleaje llevadas a cabo durante el periodo de estudio.

           No obstante, estas observaciones, aunque sistemáticas, fueron puntuales y no siempre representativas del oleaje dominante entre campañas sucesivas. Finalmente, hay que tener en cuenta que la determinación de celdas está claramente condicionada por el espaciado de los perfiles, de modo que es posible que existan celdas menores que se podrían detectar con un seguimiento espacial más detallado. En cuanto a terminología, se ha utilizado la nomenclatura de May y Tanner (1973) para distinguir las diferentes partes de una celda, y la nomenclatura de Lowry y Carter (1982) para determinar los límites entre celdas . En la figura 6 a se observa una celda con un transporte litoral que fluye de izquierda a derecha. Las partes “a”, “e” y “c” indican zonas en una celda que no sufren cambios, en cuanto que los dos primeros constituyen límites de celdas y el punto “c” es un punto de tránsito de sedimento; finalmente, “b” indica la zona que retrocede al situarse aguas abajo del límite “a” y “d” la zona en la que se registra acumulación al estar aguas arriba del límite “e”.

           En cuanto a los límites entre celdas, “a/e” y “e/a” constituyen límites de tránsito, es decir, puntos por los que el sedimento transportado pasa sin que se produzca erosión o acumulación. El límite “a/a” es de divergencia, es decir, se observa allí donde el transporte se divide en dos direcciones opuestas, dando lugar a erosión. El límite “e/e” es de convergencia, y se observa cuando dos direcciones de transporte opuestas confluyen hacia el mismo punto dando lugar a acreción.


5. Resultados
              El seguimiento morfológico permitió reconstruir la morfología de las playas y las variaciones estacionales de las mismas (Anfuso et al., 2 0 0 1 ) .  Por un lado, las playas “intermedias-reflectivas”, parecidas a las playas reflectivas definidas por Wright y Short (1984), presentaron una playa seca bastante ancha y una pendiente variable a lo l a rgo del año. En invierno mostraron un perfil tendido (tan? = 0.03), mientras que en verano presentaron un perfil constructivo con pendiente relativamente alta (tan? = 0.06), caracterizado por una berma . Por otro lado, las playas disipativas, visualmente parecidas a las disipativas descritas por Wright y Short (1984), no sufrieron cambios morfológicos significativos entre verano e invierno y la pendiente, más tendida (tan? = 0.02), no varió a lo largo del año.

           En la Fig. 8 se han representado las variaciones volumétricas (en m3/m lineal) observadas en las campañas más representativas. En estas figuras cada línea indica los cambios volumétricos en cada perfil con respecto a la campaña anterior (por ejemplo, en la Fig. 8 a, la línea de febrero de 1997 para el perfil P. IX, no indica una recuperación, sino que no ha habido cambios con respecto a la campaña anterior, realizada en noviembre de 1996). Del análisis de la figura 8 se aprecia cómo hubo casos en los que el litoral varió de forma homogénea, es decir, todas las playas progradaron o retrocedieron, y otros casos en los que playas cercanas registraron comportamientos opuestos Un crecimiento homogéneo se registró en las campañas de febrero 1997 (Fig. 8, a), marzo 1997  y, secundariamente, mayo 1997 , mientras que se observó erosión en las campañas de diciembre 1996  y julio 1997 . Dentro de este marco general, algunas playas presentaron un comportamiento opuesto a las  demás, pero siempre con cambios volumétricos pequeños.

             En otros casos las playas respondieron de forma diferente, observándose un comportamiento opuesto entre playas cercanas, como en las campañas de abril 1997  y octubre y noviembre 1997 , o entre grupos de playas, como en las campañas de mayo 1997 , y marzo y mayo 1998 . En cuanto al oleaje incidente, se observó la predominancia de oleaje del tercer cuadrante (S y SSO principalmente) antes de las campañas de diciembre  1996, mayo, octubre y noviembre 1997, y de oleaje procedente del cuarto cuadrante (O y NO principalmente) antes de las campañas de julio 1997 y mayo 1998.

           En cuanto a las características granulométricas de las playas, se registraron pequeñas variaciones espaciales y temporales. Estas últimas  reflejan una variación estacional del tamaño de grano del orden de 0,5 F (@ 0.06 mm), con tamaños más gruesos en invierno, de acuerdo con condiciones energéticas más altas, y tamaños más finos en los meses de verano, caracterizados por una menor altura de ola.

             A partir de los datos anteriores, se identifican seis celdas litorales. Las principales, de Norte a Sur, son: la playa de Regla, limitada a Sur por Punta Camarón; la gran unidad que incluye las playas de Punta Cuba, Tres Piedras y La Ballena; más al Sur se observa la celda de la playa de Trayuelas y la de la playa de Peginas, delimitada a Sur por Punta Candor; a continuación, la celda de la playa de Piedras Gordas y la celda de La Costilla, limitada a Sur por el espigón de Rota. Se trata de un esquema simplificado que puede presentar ciertas variaciones en función de la dirección exacta de aproximación del oleaje, del rango de marea durante los temporales y del tiempo de recuperación de cada playa.

          En cuanto a las estructuras costeras que parecen afectar al transporte litoral y/o condicionar la división del litoral en celdas, se pueden dividir en antrópicas y naturales (Carter, 1988). Entre las primeras se incluirían los espigones de Chipiona y Rota, próximos, a los perfiles de Regla  y de La Costilla P. XII , respectivamente. Las segundas consistirían en plataformas rocosas ubicadas a lo largo de casi todo el litoral y, en concreto, entre Punta Camarón y Punta Cuba (o Tres Piedras P. III), entre Punta Candor y Piedras Gordas  y en las mismas playas de Piedras Gordas y La Costilla P. XI , donde forman en bajamar pequeños espigones. Tanto los primeros, como los segundos constituyen límites fijos, total o parcialmente impermeables al transporte sedimentario en función de las características del oleaje (altura y dirección de aproximación del oleaje) y de la carrera mareal.

          Estos parámetros condicionan la altura del nivel del mar sobre las estructuras naturales y antrópicas y determinan la dirección del transporte litoral. En concreto, según el estado de la marea, la plataforma estará totalmente sumergida, frenando sólo en parte o nada el transporte litoral, o parcial o totalmente  emergida, interrumpiendo así el transporte de forma más importante. Los demás límites son semilibres y varían su posición en función del ángulo de ataque y de la altura del oleaje incidente. Finalmente, los límites representados en las figuras 10 y 11, para oleajes del cuarto y tercer cuadrante, se han considerado de tránsito pero, en condiciones de bajamar, pueden funcionar como límites de convergencia debido a los procesos de refracción y difracción en la plataforma rocosa.

          En condiciones de mar del cuarto cuadrante se observó un crecimiento de los perfiles situados aguas arriba de las estructuras costeras, en concreto en P.II, P.IX y P. XII, y erosión aguas abajo en  P.I, P. III, P.VIII, P. X y P. XI . En condiciones de mar del tercer cuadrante, se observó una progradación de las playas localizadas aguas arriba de dichas estructuras, en concreto P.I, P. III, P. VIII (no siempre), P. X y P. XI. Se registró erosión aguas abajo, en P. III, P. IX y P. XII . 

           Del análisis de las campañas de mayo 1997  y marzo y mayo 1998 , destaca cómo el litoral estudiado, en determinadas condiciones, se comporta de forma más homogénea, generándose celdas de grandes dimensiones.  Por ejemplo, del análisis de la campaña de mayo 1997 se evidencia un transporte hacia el SE, de acuerdo con las observaciones visuales sobre aproximación del oleaje, que produce una mayor acumulación en correspondencia con las estructuras naturales (Punta Candor, P. IX) o antrópicas (La Costilla, P. XII) más importantes que obstaculizan de forma más efectiva el transporte litoral.

           Finalmente, en cuanto a las características granulométricas, las escasas variaciones observadas en la zona de estudio invalidan su uso como marcador de límites entre celdas, utilizándose la variación volumétrica como variable más representativa.  Sin embargo, si se comparan las Figs. 8 y 9, se observa que las playas con comportamientos granulométricos más parecidos pertenecen a una misma celda (Regla y Punta Camarón, Fig. 9, a y b; Peginas y Punta Candor, Fig. 9, d y e).  A la inversa, los pasos de una celda a otra a menudo vienen marcados por tendencias granulométricas diferentes e incluso a veces contrapuestas, como en Trayuelas y Peginas  o Piedras Gordas y La Costilla P. XI . Esta relación es, por otro lado, lógica si se tiene en cuenta que las condiciones de contorno de las playas son las responsables de la existencia de celdas litorales y de la diferente disipación de e n e rgía en cada una de ellas. Esta última determina la competencia en el transporte de los sedimentos y, por tanto, su granulometría.


6. Discusión  
          Las variaciones volumétricas homogéneas a lo largo del litoral tienen lugar cuando predomina un transporte transversal, como suele ocurrir a finales de otoño o principios de invierno (ej. campaña diciembre 1996), cuando se pasa de un estadío constructivo, asociado a oleaje de mar de fondo, a un estadío disipativo, relacionado con un oleaje de mar de viento (Anfuso, 2002). Las variaciones puntuales en determinadas playas a lo largo del litoral son el resultado de la predominancia del transporte longitudinal sobre el transversal y del diferente ritmo de recuperación de las distintas celdas, que sufren cambios volumétricos opuestos aunque de la misma magnitud (ej. campaña julio 1997).


            En cuanto al tramo central del litoral (Tres Piedras y La Ballena), sufrió cambios más aleatorios, probablemente porque esta zona es más abierta y los límites que se forman son de tipo libre. Para determinar la existencia de celdas en este tramo habría que llevar a cabo un seguimiento topográfico de mayor detalle espacial y temporal, y un seguimiento de las características del clima marítimo. Por otra parte, la realización de campañas batimétricas permitiría caracterizar la compleja morfología de la zona sumergida, responsable de la formación de las celdas que constituyen este tramo litoral. La playa de Trayuelas, por la presencia de la plataforma rocosa, que determina unas fuertes condiciones condiciones de contorno, fue la que presentó con más frecuencia un comportamiento opuesto al de las demás playas. Esta hipótesis conlleva que el límite correspondiente a dicha playa actúe en ocasiones como límite divergente o convergente y no de tránsito. Por otro lado, el hecho de que las playas donde la plataforma rocosa es más extensa varíen poco, confirma la hipótesis de que se trata de zonas ubicadas cerca de límites entre celdas (por ejemplo Punta Camarón-Punta Cuba, Trayuelas y Punta Candor-Piedras Gordas), tal y como observaron Nordstrom y Jackson (1992) en playas resguardadas de la costa este de EE.UU.

           Finalmente, hay que indicar que la existencia de celdas litorales tiene importantes implicaciones dinámicas, ya que condiciona la distribución areal de los procesos erosivos y deposicionales. Esto, a su vez, tiene importantes consecuencias aplicadas a la ingeniería costera, como el diseño de una obra de protección costera o una regeneración. En concreto, en las obras de regeneración llevadas a cabo en Rota durante septiembre de 1996 y marzo de 1997, no se tuvieron en cuenta las características morfológicas de la playa. La arena se vertió en la parte meridional de la celda de la playa de La Costilla, en correspondencia con el P. XII. Es decir, la playa no se regeneró a lo largo de toda la longitud de la celda en la que estaba incluida, y el vertido de arena quedó como un acúmulo “aislado” del resto de la playa y, por esta razón, más inestable y más susceptible a la erosión en coincidencia con oleaje del SO. Este hecho se puso de manifiesto durante una campaña con trazadores fluorescentes (Anfuso et al., 1999), cuando importantes volúmenes de arena se desplazaron hacia el NO hasta llegar al P. XI.


7. Conclusiones
            El seguimiento de varios perfiles topográficos distribuidos a lo largo del tramo costero entre Chipiona y Rota permitió reconstruir los cambios morfológicos del litoral frente a diferentes condiciones hidrodinámicas. Se vio cómo, a veces, el litoral responde de manera homogénea a los procesos erosivos y/o constructivos, por ejemplo cuando se pasa de condiciones de verano a invierno, y viceversa. En otras ocasiones se registró un comportamiento opuesto entre playas contiguas, revelando la existencia de un importante transporte longitudinal que interacciona con las estructuras naturales y/o antrópicas presentes, individualizando seis celdas litorales en un tramo de costa aparentemente homogéneo. Las celdas observadas están limitadas por plataformas rocosas que se extienden en la zona sumergida y en la parte intermedia y baja del intermareal y por dos espigones en los extremos de la zona de estudio. Todas estas estructuras constituyen límites fijos de tránsito, cuya permeabilidad varía en función de las características del oleaje incidente y del rango mareal.

         La determinación de celdas litorales tiene una gran importancia para la predicción del comportamiento a medio plazo del litoral. Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en este estudio, es posible predecir a grandes rasgos la respuesta del litoral frente dos condiciones “tipo” de oleaje predominante en la costa de Cádiz, conocidas como “levante” y “poniente”. Finalmente, el conocimiento del patrón de la dinámica litoral tiene una gran importancia práctica para el diseño de obras de regeneración y estructuras costeras, que en el pasado se realizaron sin tener en cuenta la división del litoral en celdas.



sábado, 8 de agosto de 2009

Directrices sobre actuaciones en playas

(Fragmento del documento publicado por el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino en su web oficial: http://www.mma.es/secciones/acm/aguas_marinas_litoral/directrices/pdf/directrices_sobre_playas.pdf)

(Madrid, 14 de enero de 2008).

3.1. FUNCIONAMIENTO DE UNA PLAYA

     Las playas son acumulaciones de sedimento, arena, gravilla, grava y bolos, a lo largo de la línea de  orilla del mar, proveniente, principalmente, de los cauces fluviales que los aportan de forma más o menos regular, como ríos, o esporádicamente, como ramblas, barrancos y rieras, aunque ocasionalmente pueden tener otros orígenes.
   

       La acción continuada del oleaje, incidiendo oblicuamente sobre la costa y playa, provoca el movimiento de los sedimentos a lo largo de la costa y playa; dependiendo la velocidad de movimiento del sedimento de la intensidad del oleaje que lo provoca y del periodo de persistencia, conociéndose este fenómeno como transporte litoral longitudinal.
   

       Ese transporte litoral longitudinal de sedimentos en una playa obliga a que la cantidad de material entrante en el tramo de playa sea igual a la que sale de ella para que sea estable. Si no es igual, puede suceder que la diferencia sea porque el material se ha acumulado en la playa o se haya erosionado de ella. En el primer supuesto la playa se encuentra en aumento y en el segundo en retroceso.
   

       Pero el oleaje también mueve los sedimentos en sentido transversal a la orilla; pudiendo emigrar desde el límite superior de la playa seca hasta el límite inferior de la playa sumergida, conociéndose a este límite con el nombre de profundidad de cierre; afectando este movimiento transversal a zonas más profundas y elevadas del perfil cuanto mayor sea la intensidad del oleaje incidente. Al movimiento de sedimentos a lo largo del perfil de playa se le conoce con el nombre de transporte litoral transversal.
   

       Tanto el movimiento transversal de sedimentos como, y sobre todo, la acción del viento sobre la superficie de la playa seca, provoca un trasporte eólico de las partículas más finas, arena; formando conjuntos de dunas litorales a lo largo de la costa que se integran la playa, a modo de reserva natural y protección para periodos de especial virulencia del oleaje.
   

        En condiciones de baja energía del oleaje, o de bonanza, el perfil de playa es más abrupto, con pendientes más fuertes, y la gran parte del sedimento se acumula en la llamada playa seca, o zona emergida, alcanzando la playa su mayor anchura; se tiende a pensar muy frecuentemente que ésta es la anchura normal de la playa y no, como es en realidad, la máxima en un periodo de bonanza, pero no su única anchura natural.
     

      En periodos donde se producen temporales, u oleajes con cierta intensidad, el perfil de playa se hace más tendido, y los sedimentos, por la acción del transporte litoral transversal, emigran a zonas más profundas del perfil, pudiendo formar barras que provocan que la rotura del oleaje sea más lejana a la  costa, protegiendo a ésta de inundaciones. En esta situación la línea de orilla retrocede y la anchura de playa seca es menor, y no por ello se ha perdido sedimento, sino que está en otra zona de la playa.
   

      Estos dos estados extremos de la playa, bonanza y temporal, coexisten, dándose cada uno cíclicamente: tras un estado de bonanza, la aparición de temporales hacen variar la playa para conformarse de tal forma que se transforme en un elemento disipativo de la energía más eficaz, reduciéndose la superficie seca de playa y aumentando la mojada disminuyendo calados; finalizado el periodo de temporales, el mar va devolviendo lentamente la arena depositada en los fondos de la playa sumergida a la playa seca para conformar una playa típica de periodo de bonanza. Suele ocurrir que la velocidad de cada uno de las transformaciones es diferente; siendo más rápido la formación de playa de temporal que la formación de playa de bonanza, lo que no debe confundirse con pérdida de playa.
   

      Este modo de funcionamiento tan flexible de la playa, que ajusta su perfil de equilibrio a la energía de oleaje que incide sobre ella es muy eficaz como defensa de costas, pero exige, para que sea efectiva, que apenas haya interferencias al libre movimiento de material para que así el sedimento pueda acomodarse al perfil requerido en cada momento. Además los extremos superiores de la playa seca, dunas cordones o las llamadas “motas”, no solamente sirven como acopio de material de reserva de la playa, sino que protegen de inundación las zonas litorales bajas que puedan existir tras ellas.

    En muchos tramos de la costa española los cordones litorales son los que protegen y regulan el funcionamiento de las zonas húmedas costeras, principalmente las marismas y las lagunas litorales, que suelen tener un alto valor ecológico. Cuando esta franja litoral que conforma la playa se ve alterada o invadida, no permitiendo el libre movimiento de sedimentos, en periodos de temporales fuentes, ante los embates de los agentes climáticos marinos, especialmente el oleaje, la playa tiende a conformarse como si en realidad pudiera evolucionar de manera natural, encontrarse en este cambio natural del perfil con el obstáculo que lo constriñe, no permitiéndoselo. Las consecuencias son un alto riesgo para ese obstáculo y lo que contiene, y una alteración importante en la dinámica natural de oscilación del perfil transversal de las playas. Todo este modo de actuar la playa indica que siempre debe considerársela como un medio dinámico, continuamente cambiante y en evolución.

3.2. SISTEMA LITORAL Y SU ZONIFICACIÓN

     Pero la playa no es un elemento aislado en el territorio, sino que forma parte de un tramo y una franja de costa; en la que cualquier cambio en la dinámica litoral antes descrita en un punto afecta al resto, con mayor o menor importancia. Por tanto la playa se encuentra inmersa y condicionada por una unidad mayor denominada Sistema Litoral. Este sistema litoral tiene diversos componentes que la distinguen. La costa se puede fragmentar en tramos o unidades fisiográficas entre las cuales no existe transporte litoral longitudinal de sedimentos, esto es; no existe paso de sedimentos significativo entre una unidad y la adyacente.

     El sistema litoral, y su unidad fisiográfica, se puede zonificar, dividiendo su costa en tramos que tienen básicamente las mismas características respecto a la dinámica litoral, actuando y reaccionando, por tanto, de manera similar cada zona. Cuando sí existe paso de sedimentos, pero la cantidad es pequeña respecto a lo transportado en el tramo, s e puede hablar de subunidades fisiográficas, siendo poco o muy poco sensibles las zonas de una subunidad a las alteraciones de la adyacente.
   

      Pero el sistema litoral tiene también límites hacia el mar, estos límites vienen definidos por la profundidad en la que los agentes climáticos marinos tienen la capacidad de movimiento de sedimento. Esta profundidad es la llamada profundidad de cierre máxima. El sistema litoral puede entenderse que se extiende también a aquellas zonas que sin estar dentro de la acción dinámica de los agentes marino, sí actúa directamente sobre esta zona, tal es el caso de las fuentes de material como las cuencas de los ríos, o los sumideros como fondos marinos alimentados por los sedimentos provenientes del sistema litoral

4. CONDICIONANTES FÍSICOS DE LA PLAYA
   

      Se entiende por condicionantes físicos de la playa, al conjunto de variables que condicionan sus características y comportamientos. Este conjunto de variables pueden separarse en dos grandes grupos:
1. Según las funciones de la playa
2. Según la dinámica y agentes movilizadores de sedimentos de la playa

4.1 CONDICIONANTES SEGÚN LAS FUNCIONES DE LA PLAYA


      Según el tipo de función asignada a la playa, ésta tiene una serie de condicionantes para que cumpla su fin. Básicamente éstos son según la función los siguientes:

4.1.1. Como defensa de costa


      La playa ha de poseer una anchura, o franja seca, suficiente para que en cualquier momento de su evolución natural tenga una anchura mínima que resguarde los bienes o valores ambientales a defender tras ella. Desde ese punto de vista, hay que considerar primeramente el horizonte hasta el cual se puede garantizar esa anchura mínima, que no es más que el periodo de retorno.

     La anchura mínima inicial de ese periodo A1 ha de ser tal que sea la suma de las previsibles pérdidas de anchuras de playa, estacional o permanente, más el mínimo resguardo para defensa de los bienes tras de ella. Estas pérdidas en anchura de playa parciales son:
       Aerosión = Pérdida estimable de playa por erosión en un tiempo igual al periodo de retorno

      Aestacional = Retroceso estacional de la línea de orilla por cambio de perfil y retroceso de la línea de orilla por basculamiento de la playa, máximos esperables en el periodo de retorno

     Asubida del nivel del mar = Retroceso de la línea de orilla por sobreelevaciones estacionales máximas y subida del nivel del nivel medio del mar, en el periodo de retorno

      Aresguardo = Mínima anchura de playa para que no deje de actuar como defensa de playa, anchura de seguridad

     A1 = Aerosión + Aestacional + Asubida del nivel del mar + Aresguardo


4.2. CONDICIONANTES SEGÚN LA DINÁMICA Y AGENTES MOVILIZADORES DE SEDIMENTOS


     La playa es un elemento dinámico y en permanente movimiento, debido a la acción de los agentes climáticos marítimos y atmosféricos sobre el sedimento que la constituye. Antes de tomar cualquier decisión sobre la playa, es imprescindible conocer cómo esta evoluciona y los agentes que la hacen evolucionar. Así se debe tener un conocimiento de: 
1. Clima de la playa: oleaje, corrientes y viento
2. Características sedimentarias: físicas, medioambientales, fuentes y sumideros
3. Particularidades estacionales e hiperanuales de la playa
4. Transporte litoral de sedimentos: longitudinal, transversal y eólico


5. DIAGNOSIS DE UNA PLAYA Y SU FRENTE COSTERO


     Previo a iniciar cualquier actuación, y con los datos que facilita las funciones requeridas de una playa y los condicionantes que ésta tiene de la dinámica y agentes movilizadores del sedimento, es preciso realizar una diagnosis de la playa. Para ello lo primero que hay que determinar si la playa tiene un funcionamiento normal o natural, o si no es así.


5.1. FACTORES QUE INDICAN EL FUNCIONAMIENTO NORMAL DE UNA PLA
YA.


     Para estudiar si una playa se comporta de manera normal o natural, hay que conocer cual es el funcionamiento normal o natural, esto es: tener definido perfectamente la playa y su evolución, tanto con los ciclos naturales como con la tendencia evolutiva en el tiempo. Corrientemente, el estado de funcionamiento normal de una playa se aprecia sin necesidad de realizar estudio o medición alguna, solamente se han de realizar estudios para la diagnosis de una playa o frente costero cuando se detecta un comportamiento anormal o supuestamente anormal,
entonces se debe seguir una cierta metodología para llegar a esa diagnosis. 

      Se entiende como estado “normal” de una playa aquel que solamente está condicionado su comportamiento por los agentes y el medio natural, sin coacciones de origen humano, o aquellas que teniendo actuación humana, en su modelado, el tiempo transcurrido es tal que la población considera este estado como el propio de la playa.
      A muy grandes rasgos, el funcionamiento dinámico de las playas descansa en dos factores esenciales:

• En la existencia de una fuente estable que aporte los sedimentos que las forman.
• En la libertad para que los sedimentos (arena o grava) se puedan mover a lo largo de la costa, y también en sentido transversal a la orilla, dentro del perfil completo de la playa.

      Pues bien, la mayor parte de los problemas de erosión y desaparición de playas en nuestro país se deben a la alteración producida en uno o en los dos factores señalados, es decir, por el déficit de aportación sedimentaria natural, o por los impedimentos a su libre evolución.


5.2. METODOLOGÍA PARA LA DIAGNOSIS DE UNA PLAYA


       Cuando en un tramo de costa o en una playa se detecta un posible funcionamiento anormal comparada con su comportamiento pasado, se deben realizar una serie de comprobaciones para detectar primeramente si existe realmente esa “anormalidad”, y si existe, detectar las posibles causas, y lo que estos afectan en el comportamiento y evolución de la playa en el espacio y en el tiempo. Estos estudios deben contener todos los condicionantes indicados en el apartado 4., así mismo se deben realizar:


• Estudio sobre balance sedimentario de la playa:
• Estudio evolutivo en el tiempo de la paya

    
     El estudio evolutivo en el tiempo debe contemplar, al menos, las líneas de orilla de la playa en el máximo de años y con un máximo espaciado total en el tiempo. En ocasiones esta información requiere acompañarse de evolución de perfiles, y en ocasiones evolución en el tiempo en tres dimensiones.

5.3. VÍNCULOS CON EL SISTEMA LITORAL


    Al estar la playa dentro de un sistema litoral más amplio que lo condiciona y al que condiciona, hay que analizar y estudiar cuales son estos vínculos que une la playa al sistema litoral, en sus dos facetas:


• Vínculos físicos de la playa con el resto del sistema litoral
• Sensibilidad del sistema litoral respecto al problema de la playa y actuación sobre ella


Con ellos se pretende conocer cual será la respuesta del resto de la costa que se encuentra dentro del sistema litoral de la playa a una actuación tendente a solucionar el problema, y además como ha influido éste sobre el propio sistema.

5.4. CAUSAS QUE EXPLICAN EL DÉFICIT DE APORTACIÓN DE SEDIMENTOS.


     La aportación natural de sedimentos a la costa se ha visto sustancialmente reducida en las últimas décadas por diversas causas, unas más estructurales, con unas posibilidades de resolución más complejas y a más largo plazo, y otras mas locales, que pueden ser controladas con eficacia a corto plazo mediante una gestión adecuada. La disminución de la aportación sedimentaria natural, sin ser exhaustivos, se debe a hechos como los siguientes:


• Las obras de “regulación en los cauces”, que retienen sedimentos que debían llegar a la costa y reducen la capacidad de erosión y arrastre de los ríos.
• La “ocupación física de las playas y cordones litorales” por edificaciones, infraestructuras y otros elementos urbanos, que produce también la inmovilización de importantes masas de sedimentos que debían estar disponibles para la alimentación de la dinámica natural de las playas.
• La “ocupación física de la superficie de los cauces” por urbanizaciones, o su encauzamiento, que hace disminuir la cuenca de erosión que es susceptible de aportar sedimentos a la costa.
• La “inmovilización de sedimentos en las desembocaduras” cuando se producen riadas, como ha ocurrido a veces en los pequeños deltas de los cauces de régimen irregular, que son ocupados por invernaderos, edificaciones u otras instalaciones, impidiendo que estos materiales circulen por la costa y alimenten lentamente las playas de su entorno.
• Las “masivas extracciones de áridos en los cauces, en las playas y en los cordones litorales”, para su utilización en la construcción y los cultivos, que hasta hace poco tiempo fueron muy importantes por su volumen, lo que también impide que estén disponibles para alimentar las playas, y que han determinado la esquilmación o la simple desaparición de playas en toda la costa española.
• Las actuaciones de “reforestación”, que muchas veces tienen por objeto principal evitar los daños que puede producir la escorrentía, pero que producen, como efecto inducido, una disminución de aportes sólidos a la costa.

5.5. CAUSAS QUE EXPLICAN EL IMPEDIMENTO AL LIBRE MOVIMIENTO DE SEDIMENTOS


     Por otra parte, los factores que limitan o modifican el libre movimiento de los áridos de la costa que integran las playas, tienen quizás un carácter menos estructural y más local, y por esa razón con una gestión adecuada es posible controlar con eficacia, y en plazos razonables, sus efectos negativos sobre las playas, al menos en los tramos de costa mas apetecidos por la población para su uso para el ocio o como atractivo turístico.

     
Entre las causas que producen alguna perturbación en la capacidad para que los sedimentos se muevan libremente a lo largo de la costa, y en el perfil de las playas, sin ser exhaustivos, hay que señalar las siguientes:


• La “ocupación física de las playas y cordones litorales” por edificaciones, infraestructuras y otros elementos urbanos, que aumenta el carácter reflejante de la playa, lo que hace más difícil y lenta la recuperación natural de su perfil.
• La “retención de sedimentos por las estructuras marítimas”, como son los diques, espigones y los puertos, que producen acumulaciones a un lado (frecuentemente ocupadas e inmovilizadas enseguida por edificaciones, plantaciones y otras infraestructuras), y erosiones en el otro.

6.1. ESTRATEGIA DEL CONTROL DE LA REGRESIÓN COSTERA EN PLAYAS.


En general, la costa del planeta se encuentra sometida a procesos de regresión a causa de la subida del nivel medio del mar, debida mayormente a su vez al cambio climático. Lejos de constituir este hecho un fenómeno reservado a la discusión científica o mediática, está produciendo ya efectos apreciables en toda la costa del planeta, que se ve sometida cada vez con mayor frecuencia a fuertes temporales de oleaje.


Esto no quiere decir, sin embargo, que no haya tramos de costa que de forma puntual vivan procesos de acreción, o que mantengan una cierta estabilidad, a corto o medio plazo. Como es lógico, los problemas de la regresión de la costa se manifiestan de forma mas visible en los tramos de costa constituidos por materiales sueltos, es decir, en las playas, formadas por sedimento grueso (gravilla, grava y bolos) y arenas más o menos finas.


Pero esta tendencia erosiva que se observa en general en toda la costa, no es lineal, produciéndose con mayor o menor intensidad debida a otras causas como la pérdida de capacidad de la fuente sedimentaria, urbanización masiva, etc. Por lo que, el primer aspecto a controlar, es identificar las zonas costeras más sensibles a la erosión, la medida de ésta, y el riesgo que supone.

6.2. TÉCNICAS DE CONTROL DE PLAYAS


El control de la evolución de las playas se puede hacer básicamente desde dos puntos de vista complementarios:


      • Global
      • Particular para una playa o tramo de costa delimitado


La técnica de control global consiste en tener la instantánea de un tramo de costa amplio en diferentes momentos para observar los cambios que en ella se producen. Pudiendo consistir esa instantánea desde una fotografía de satélite hasta un levantamiento general de la franja costera, siendo lo más común hoy en día el uso de vuelos fotogramétricos, que pueden restituirse con la línea de agua y realizarse la ortoimagen de la zona.


Cuando el control se quiere ejercer sobre un tramo de costa delimitado, que normalmente abarca a una playa, entonces, el método debe ser el mismo que el indicado para grandes tramos, o el levantamiento topo batimétrico de la playa en cuestión, usar técnicas de videoimágenes, webcam, etc. Para que sea efectiva esta técnica de control de playa ha de hacerse de manera sistemática, pues el diagnóstico del grado de evolución y transformación de la playa o costa solamente se puede realizar si existen varios estados.


6.3. MONITORIZACIÓN DE PLAYAS

      En ocasiones, este control sobre la playa se realiza más sistemáticamente; tomando más datos y en periodos de tiempo más cortos. Se deben realizar en aquellos casos en que se ha actuado, alterando el equilibrio del sistema, y esperado que alcance el nuevo equilibrio en un estado que ha sido el proyectado para mejorar la situación. Esta monitorización se debe realizar en dos fases básicas:


      1. Hasta alcanzar el equilibrio del sistema
      2. Para comprobar el equilibrio del sistema y su comportamiento


En la primera fase, hasta que alcanza la playa su equilibrio, la monitorización suele ser intensa y con un número importante de datos obtenidos en cortos espacios de tiempo, por ejemplo cuatro veces al año.


       Cuando se comprueba que la playa se ha detenido en sus rápidas transformaciones y solamente varía de forma estacional, se supone que ha alcanzado el equilibrio y habría que pasar a la segunda fase de la monitorización, comprobando el equilibrio y observado su comportamiento. Esta fase de monitorización requiere toma de datos más espaciada, por ejemplo una al año o a los dos años, pasando a un control normal de playa cuando se haya alcanzado un buen conocimiento de su comportamiento.


6.4. GESTIÓN DE PLAYAS URBANAS

       En las playas que se encuentran situadas en núcleos de población importantes, se espera de ellas comportamiento diferente que en las playas no urbanas; el uso lúdico y de ocio de la playa es uno de los factores primordiales prácticamente durante todo el año, predominado esta función, si cabe, sobre la de defensa de costas. Las transformaciones cíclicas naturales de la playa, en ocasiones, llevan al alarmismo social; en ocasiones por desconocimiento y en ocasiones porque pueden darse situaciones extremas y límites dentro de su comportamiento normal en la función de defensa de la playa.

       Lo cierto es que el uso continuado de una zona de ocio como son las playas en ciudades, hace que la sociedad demande de ellas una cierta estabilidad que la naturaleza en ocasiones le niega. La gestión de estas playas urbanas se encaminan a dos fines básicos:


1. Concienciación de la dinámica de las playas a la población
2. Mantenimiento de un espacio lo más apto posible para el desarrollo de actividades lúdicas sociales, necesarias para el bienestar y salud de la población


Pero la gestión eficaz de estas playas urbanas debe ir también encaminada a permitir a la playa que ejerza las funciones a las que está destinada; es muy común el uso de franjas amplias de playa seca para destinarlas a edificaciones, paseos marítimos etc.. Pero cuando llegan los estados extremos de movimiento natural de la playa y alcanzan estas edificaciones el mar produce daños en ellas porque están situadas en zona activa de playa. Además la pantalla que producen esas edificaciones y paseos perturban por reflexiones el natural y libre movimiento de sedimentos, alterando el sistema, de tal forma que en ocasiones se rompe el ciclo natural de la playa; retardándose y, a veces, perdiéndose el perfil que corresponde al estado de bonanza anterior de la playa.


6.5. GESTIÓN DE LOS RECURSOS SEDIMENTARIOS DEL LITORAL


La gestión de los recursos sedimentarios del sistema litoral se encamina fundamentalmente a las actuaciones para el control de la regresión de la costa, referidas fundamentalmente a los tramos de playa. Naturalmente, no siempre es necesario ni conveniente detener la erosión o la regresión de la línea de costa. Es más, en muchos casos posiblemente eso no sería sostenible desde el punto de vista económico, y por esa razón es más apropiado hablar de "control" de la regresión que de "lucha contra" ella, pues lo esencial es controlar adecuadamente estos procesos en función de múltiples factores: valor y uso social de la costa, intereses en juego, coste, valores ambientales, etc., y no tanto detener a toda costa, y en todos los lugares, los efectos de erosión que sufre el litoral.


Entre las actuaciones que se pueden barajar en esta política de control de la regresión costera en playas están las siguientes:


• Expropiación de áreas críticas implicadas en procesos erosivos con la finalidad de permitir su libre evolución.
• Demolición de edificaciones e infraestructuras construidas sobre las playas, cordones litorales y sistemas deltaicos.
• Gestión de áridos en los embalses, cauces y en el litoral: prohibición de su aprovechamiento para fines distintos de la alimentación a la costa, y permitir la llegada a la costa de todos los sedimentos que generan en los cauces.
• Desmantelamiento de estructuras marítimas perjudiciales para la sostenibilidad de la costa.
• Construcción de estructuras de defensa de costas frente a la erosión, y de prevención de la regresión litoral (evitación de sumideros).
• Gestión de los sedimentos presentes en el sistema litoral, de tal forma que puedan utilizarse los "excedentes" que existen en algunos puntos para emplearlos en otros lugares "deficitarios", lo que da lugar a distintos tipos de actuaciones, como pueden ser: los trasvases, la recirculación, la compensación de los basculamientos de playas, y la movilización de los sedimentos retenidos por elementos naturales, estructuras marítimas, o bajo las edificaciones, infraestructuras, plantaciones, o dársenas portuarias, que pueden ser reincorporados a la
corriente sedimentaria litoral.
• La aportación de áridos a playas y cordones litorales, procedente de fuentes externas al sistema litoral, cuando sea necesario y se justifique de forma sostenible.


6.6. GESTIÓN Y CONTROL DEL CONJUNTO DEL SISTEMA LITORAL


La gestión y control de los recursos sedimentarios no debe constreñirse a una playa en particular, sino que debe extenderse a todo el sistema litoral; actuando, como la propia naturaleza lo hace. Desde esta perspectiva, deben primeramente gestionarse y usarse todos los recursos dentro del sistema, buscando como fuente de alimentación aquellas que se sitúen en él, dando prioridad sobre aquellas fuentes externas, e intentando usar recursos naturales propios del ciclo dinámico del sistema litoral y no traerlos de fuentes externas; especialmente las no naturales como los obtenidos de cantera y machaqueo.


7. CONDICIONANTES GENERALES PARA LA DETERMINACIÓN DE UNA ACTUACIÓN COSTERA


Antes de entrar a valorar la idoneidad o no de realizar una determinada actuación costera en una playa hay que tener en cuenta una serie de condicionantes que obligan a tomar una decisión en un sentido o en otro. Para ello lo primero que se debe determinar es el problema concreto de la playa y ubicarlo en su justo origen. Una vez hecho esto, deben conocerse los métodos disponibles para atajarlo, pero, además, hay que justificar plenamente, que esta actuación debe llevarse a término. Y esos tres escalones son los que condicionan la decisión.


7.1. PROBLEMÁTICA GENERAL DE LAS PLAYAS.


El problema que puede suscitar la necesidad de intervención de una playa se puede enmarcar en el riesgo de pérdida de alguna, de varias o de todas, las funciones encomendadas a las playas definidas en el apartado 3.1. Por tanto, se pueden resumir en tres tipos de problemas:


1. Pérdida de la condición de defensa costera
2. Pérdida de la condición de hábitat
3. Pérdida de la condición de zona de ocio


7.1.1. Pérdida de la condición de defensa costera


Cuando una playa pierde o puede perder su condición como defensa de la costa es porque la anchura de parte de ella o en su totalidad no cumple una anchura mínima A1, y en determinadas condiciones de oleaje el mar inundan el trasdos que supuestamente debiera proteger la playa.

Pero cuando esa anchura mínima es menor que Aestacional + Asubida del nivel del mar + Aresguardo, la probabilidad de que se pierda la condición de defensa en el tiempo es alta, y cuando la anchura de playa es menor de Aestacional + Aresguardo, es frecuente la interacción del mar con la zona que debiera proteger la playa.


7.1.1.1. Problemas básicos estructurales

Los problemas estructurales de una playa, que hacen se reduzca la capacidad de defensa de ésta ante los agentes dinámicos marinos, se concretan en dos tipos básicos:


1. Control de los procesos erosivos
2. Restauración de la dinámica litoral


El primero de ellos responde a la pérdida de material de la playa sin reposición natural de esos sedimentos perdidos ni en el espacio ni en el tiempo, mientras que el segundo obedece a las barreras impuestas a lo largo de la costa a la dinámica litoral, debiendo solamente considerarse las barreras artificiales a la hora de tomar un criterio de actuación. 


7.1.1.2. Control de los procesos erosivos


Se produce por el déficit que existe entre la aportación natural de sedimentos a la playa y la pérdida natural que tiene ésta. En este caso, las playas y cordones litorales están condenados a sufrir un retroceso imparable, lo que en algún tramo de costa puede ser admisible si no hay razones económicas, sociales o ambientales para evitar este proceso, o para tenerlo controlado de alguna forma.
Si fuera necesario detener o controlar el proceso regresivo de la costa, hay dos maneras de hacerlo, que son conceptualmente excluyentes entre sí:


• Actuaciones blandas o flexibles
• Actuaciones duras o rígidas

a) Actuaciones blandas o flexibles


Tienen como objetivo fundamental fortalecer las playas y cordones litorales mediante la aportación o alimentación artificial con los sedimentos apropiados: arena o gravas . Esto se puede hacer dejando que los áridos aportados se muevan libremente a lo largo de la costa, o bien sujetándolos mediante estructuras marítimas adecuadas, es decir, diques.


La alimentación artificial para fortalecer las playas y cordones litorales, con o sin apoyo de estructuras marítimas, se puede hacer también de dos formas distintas:


1- Aportando los áridos de tal forma que la nueva línea de orilla resulte “adelantada” hacia el mar, con respecto a la primitiva: Esta alternativa no obligaría a intervenir sobre las edificaciones situadas sobre los antiguos cordones litorales, pero exigiría importantes estructuras marítimas de apoyo y la aportación de un gran volumen de áridos, y podría producir efectos significativos sobre los tramos de costa adyacentes, como consecuencia del “adelantamiento” de la línea de orilla hacia el mar pudiendo alterar la morfodinámica de la costa y desestabilizar el sistema litoral.


2- Realizar la aportación manteniendo, en lo posible, la posición de la línea de orilla, lo cual obliga a encajar el nuevo perfil de playa y cordones litorales en tierra, excavando hacia el interior: Naturalmente, esto obligaría a intervenir eliminando todas o algunas las edificaciones e infraestructuras situadas sobre los antiguos cordones litorales (situadas en su mayor parte en la actual zona de servidumbre de protección), pero exigiría una aportación mucho menor de áridos, podría prescindirse en muchos casos de estructuras marítimas de apoyo, y no se produciríanafecciones significativas en los tramos de costa contiguos.

b) Actuaciones duras o rígidas


Tienen como objetivo primordial proporcionar un potente sistema de defensa de la orilla, mediante diques, pantallas o muros, de escollera, metálicos u hormigón . Esta alternativa artificial es mucho mas “dura” que la anterior, con todas sus variantes, pues rompería por completo el esquema de defensa de la costa, sustituyendo una estructura de respuesta muy flexible, como son las playas, por un sistema rígido. Además, como es evidente, apenas permitiría la utilización de la costa como espacio de ocio, pues asume que no habría playas de ningún tipo. Y tampoco serían sostenibles a largo plazo, pues los diques estarían situados sobre tramos litorales de materiales sueltos sometidos a un proceso regresivo que se deja sentir hasta profundidades importantes, de tal forma que deberían tener una cota de cimentación muy baja, y exigirían un mantenimiento constante, todo lo cual conlleva unos costes muy importantes y crecientes a lo largo del tiempo.


7.1.3. Restauración de la dinámica litoral


En muchas de las ocasiones existen barreras artificiales que producen impedimentos a la libre evolución y movimiento de los áridos que integran las playas, provocando barreras a la dinámica litoral natural de la playa: Provocan desequilibrios en anchura la lo largo de la playa y el basculamiento transversal del perfil de playa.


Las técnicas a usar para superar estos problemas se pueden resumir en dos grandes grupos, que pueden ser compatibles:


• Reposición artificial de la dinámica litoral salvando las discontinuidades
• Eliminación de los obstáculos o discontinuidades a la dinámica litoral


a) Reposición artificial de la dinámica litoral salvando las discontinuidades.

Su objetivo principal es movilizar los sedimentos para reintegrarlos en la corriente sedimentaria litoral, o para que vuelvan a formar parte del perfil de playa efectivo . Con ello se tiende a lograr que no haya puntos de discontinuidad en el movimiento de material a lo largo de la costa.

b) Eliminación de los obstáculos o discontinuidades a la dinámica litoral.

La otra alternativa posible a la coacción que se hace a la dinámica litoral de la playa es desmantelar o remodelar las estructuras marítimas, o las edificaciones e infraestructuras, que impiden o dificultan el libre movimiento de los sedimentos litorales bajo la acción del oleaje y el viento.


7.1.2. Pérdida de la condición de hábitat.


Un requisito imprescindible para que la playa pueda desempeñar su papel de hábitat es la propia existencia de la playa, por lo que deben tomarse las medidas necesarias para su conservación. También es conveniente que, dentro de la variabilidad de situaciones en las que se encuentra una playa debido a su propia naturaleza dinámica, las condiciones como biotopo se mantengan relativamente constantes, ya que esto permite la creación de comunidades evolucionadas de mayor valor ecológico. Esto es más fácil de conseguir en las zonas más alejadas de la orilla (cordones dunares, praderas de fanerógamas marinas). 


Otra demanda ambiental de la sociedad consiste en el mantenimiento de la calidad de las arenas de las playas, imprescindible tanto para su función de hábitat como para la de zona de ocio. Esto requiere, no solo que se controle la calidad de las arenas de alimentación artificial sino que se retiren, sustituyan o recubran las masas de arena contaminadas, principalmente en las desembocaduras de los ríos.


7.1.3. Pérdida de la condición de zona de ocio.


Además de su importante función en el territorio como soporte de especies y ecosistemas, o como  eficaces estructuras marítimas de protección flexible de la costa, las playas constituyen un bien muy apreciado y apetecido por la ciudadanía para el ocio y los usos comunes de estos bienes de dominio público, y por lo tanto son también un recurso económico, tanto mas importante en los países turísticos, como España.

Pero al margen de su valor como recurso económico, en las grandes ciudades y aglomeraciones urbanas existentes en la costa, las playas se han configurado como un auténtico espacio de unos público y saludable para actividades deportivas, lúdicas y de ocio a lo largo de toda la jornada, y en todas las estaciones del año, para un amplio sector de la población, desde los niños hasta las personas mayores. 


Por otra parte, la existencia de playas en las ciudades evita los desplazamientos diarios de grandes masas de población a playas lejanas utilizando el transporte privado, durante el período de baños (ahorro energético, reducción de la congestión, ruidos, contaminación, etc.


7.1.3.1. Estacionalidad del perfil de las playas vs uso continuo, en las áreas urbanas.


La intensidad de uso en las playas urbanas, tanto por la población local como la turística, hace que las variaciones estacionales (totalmente naturales) de su perfil transversal, antes descritas, puedan ser un factor limitante para la satisfacción de la demanda social a la que están sometidas, pues la anchura de la playa seca varía mucho tras las condiciones de bonanza y temporal. 


Como es lógico desde el punto de vista energético, los procesos de basculamiento de las playas “hacia abajo”, es decir, hacia un perfil mas tendido que hace disminuir la anchura de la playa seca, son muy rápidos, pueden producirse en horas. Por eso es frecuente que tras un gran temporal cunda la alarma entre la población por lo que se aprecia como “desaparición” de la playa. En realidad, lo que ocurre es que la mayor parte de la masa de arena de la playa se ha colocado en la parte baja del perfil sumergido, y aunque no la vemos sigueformando parte realmente del perfil de playa.

Mientras que el basculamiento “hacia arriba” para recuperar un perfil más abrupto, hasta alcanzar una buena anchura de la playa seca, es mucho mas lento, y puede durar meses si el basculamiento “hacia abajo” ha sido muy fuerte como consecuencia de temporales extraordinarios. Esta fuerte estacionalidad natural del perfil de las playas, entra en contradicción con la demanda de uso casi continuo a la que están sometidas en las áreas urbanas relativamente grandes, en las que la población desearía una anchura de playa casi constante en cualquiera de las estaciones del año, en contra de la propia dinámica natural de la playa.


7.1.3.2. Recuperación del perfil de playa vs ocupación del cordón litoral por edificaciones


Pero este problema “natural” se agrava cuando la zona más alta de las playas, es decir, su cordón litoral, está ocupada por edificaciones e infraestructuras urbanas o viarias, pues en ese caso constituyen una pantalla reflejante que perturba la libre evolución de los áridos de la playa, y la recuperación de su perfil de bonanza se retarda mucho, o simplemente se hace imposible.  Esto es precisamente lo que ocurre en muchas áreas urbanas del litoral español, en donde las edificaciones se han situado sobre los antiguos cordones litorales. Estas zonas ahora se ven expuestas a la acción de los temporales, no solo debido a la regresión litoral, sino porque ya en su momento ocuparon las zonas de reserva de arena que se debían activar durante las oscilaciones del perfil de playa en situaciones extraordinarias de temporal.


Es lamentablemente muy familiar (y será mucho mas frecuente, debido a los efectos del cambio climático) la estampa de un paseo marítimo, o de un conjunto de edificaciones, destrozados por el oleaje, o defendidos a duras penas por costosos muros, pantallas o escollerados, inútiles a largo plazo, que apenas dan oportunidad a que la playa seca pueda emerger alguna vez. 


7.1.3.3. Otras demandas sociales derivadas del uso de las playas en las áreas urbanas


Los áridos de las playas están muchas veces constituidos por una mezcla de arena y cantos rodados, o solo por estos, a veces con bolos de gran tamaño.  Tras los temporales más severos, las playas abiertas y estrechas, sometidas a fuertes oscilaciones de su perfil transversal, sufren una rápida y drástica disminución de su superficie seca y las fracciones más pequeñas de los áridos que las integran, las arenas, son arrastradas hacía la zona sumergida de la playa por lo que muchas veces solo aparecen grandes bolos en la parte emergida o seca de la playa y particularmente en el entorno de la orilla.


En esta situación se hace muy difícil el baño y el contacto con el mar por parte de los usuarios, y la configuración más “utilizable” de la playa solo se repone tras un periodo mas o menos prolongado de condiciones mas benignas de oleaje, que a veces se extiende durante muchos meses. En algunos lugares, aunque no frecuentemente, el uso de las playas demanda también unas condiciones de oleaje mas benignas que las naturales, y en esos casos, aunque excepcionales, aparece la necesidad de construir estructuras marítimas no ligadas a exigencias funcionales de la playa, sino a la satisfacción de una demanda social para su uso por la ciudadanía.


7.2. MEJORAS EN LAS CONDICIONES DE LAS PLAYAS


Por todas las razones expuestas aparecen los conceptos de “mejora” y “ampliación” de playas, solamente aplicable, en general, al concepto de playa urbana, que más que enfrentar problemas "estructurales" de las playas, hacen referencia normalmente a actuaciones con el objeto de hacer más utilizable la playa a lo largo de todas las estaciones del año y más adecuadas para el mantenimiento y desarrollo de las comunidades biológicas de interés:


• Para incrementar la superficie de playa seca disponible y asegurar una anchura suficiente en las estaciones de mayor utilización.
• Para asegurar la presencia estable de un tamaño más pequeño de áridos, normalmente pequeños callaos o cantos rodados, cuando se trata de playas con grandes bolos, debiendo tener en cuenta las consideraciones medioambientales.
• Para suavizar artificialmente unas duras condiciones naturales de oleaje, teniendo en cuenta los efectos ambientales.
• Para conseguir que su utilización sea más compatible con el mantenimiento de un buen estado ecológico.

      El incremento de superficie de playa se consigue mediante la alimentación artificial de sedimentos, que no es sino la técnica de aportar artificialmente arenas o gravas a las playas. En función del objeto o finalidad que se persigue con ello, y a muy grandes rasgos, existen tres tipos de alimentación de playas:


1) El primero se refiere a las actuaciones de alimentación que intentan reforzar artificialmente el suministro natural de sedimentos a las playas cuando este es deficitario, por la causa que sea. Con esa finalidad, cabe distinguir a su vez dos modos de suplir el déficit de aportación natural en un punto concreto de la costa, en función de la procedencia del material a emplear:
      a) Mediante la utilización de sedimentos que están presentes en el sistema litoral, y que toman parte en los procesos litorales, desde los cauces hasta el pie de las playas existentes en la  costa.
En este supuesto realmente no se añade al sistema litoral ninguna masa neta de sedimentos, sino que se redistribuye la existente, llevando el material apropiado de unas zonas a otras en función de las necesidades, normalmente desde donde se puede entender que hay un "excedente innecesario", hacia donde es preciso porque se considera que existe un déficit.
      b) Mediante la aportación de áridos ajenos al sistema litoral y a la dinámica sedimentaria costera. En este supuesto sí que se añade al sistema litoral un cierto volumen neto de sedimentos. La fuente puede ser terrestre, bien de yacimientos fósiles de sedimentos antiguos, es decir, no ligados ahora a los procesos litorales actuales, o bien procedente de material de cantera una vez machacado, o procedente del sistema fluvial. Y también podría utilizarse material depositado en el fondo del mar, fuera de la profundidad de cierre de las playas, y ajeno por tanto a los procesos y dinámica sedimentaria litoral en la actualidad.

     La aportación de áridos a la costa desde fuentes exteriores puede ser una actuación necesaria en algunos casos, pero ni es la única, ni es la principal para caracterizar a política de control de la regresión litoral. Con independencia de la procedencia de los áridos de alimentación, cuyas características no pueden diferir mucho de los originarios de la playa, este tipo de actuaciones no suponen una transformación morfológica de la costa, ni una alteración significativa y permanente del ecosistema que constituye la playa y las dunas.


2) El segundo tipo se presentaría cuando la aportación de material no obedece a un déficit estructural de la playa, sino a la necesidad de mejorar sus condiciones de uso, por las razones que sean. En este supuesto se pueden utilizar también sedimentos procedentes de otras zonas del sistema litoral, en cuyo caso tampoco habría una aportación neta, o de fuentes externas, que sí que determinaría la inyección neta de un cierto volumen de sedimentos a la costa.

     Este tipo de actuaciones solo tienen sentido en tramos de playas más o menos encajadas, o delimitadas por estructuras marítimas, cuando están sometidas a una demanda social de uso significativa. Es frecuente, en estos casos, que los antiguos cordones litorales hayan desaparecido bajo las edificaciones e infraestructuras situadas junto a la costa, y por eso son playas cuyos mecanismos naturales de adaptación y respuesta frente al oleaje se han visto muy alterados y debilitados, lo que puede justificar una intervención artificial para intentar compensar estas carencias y poder asegurar unas adecuadas condiciones de uso, adaptada a la demanda, siempre que sea razonable hacerlo.

     Como es lógico pensar, las actuaciones de alimentación artificial participan muchas veces de los dos objetivos señalados, pues normalmente no se dan supuestos puros de uno u otro tipo, y por eso cabe decir que la mayor parte de las actuaciones sobre playas se justifican por los dos objetivos señalados.


3) El tercer tipo se refiere a la alimentación de arena ligada a la construcción de nuevas playas artificiales, según la caracterización posteriormente descrita para éstas. También en este caso los sedimentos de aportación pueden venir del propio sistema litoral, en cuyo caso se colocarían sobre una zona donde no cabría encontrarlos de manera natural, o de fuentes exteriores.

      En el primer supuesto podría hablarse de una cierta “perdida neta” de sedimentos dentro del sistema litoral, puesto que la playa artificial se supone que está situada sobre un tramo de costa que no constituye playa, y que es un elemento litoral totalmente desconectado de la dinámica sedimentaria natural.
     En el segundo caso, al realizarse la aportación desde fuentes exteriores, la acción es totalmente neutra en cuanto al balance global de sedimentos dentro del sistema litoral.


7.3. CREACIÓN DE NUEVAS PLAYAS


A estas tres actuaciones habría que añadir la creación de una nueva playa. Aunque solo en muy raras ocasiones se plantea la creación de una nueva playa allí donde nunca la hubo, son actuaciones a tener presente puesto que se han realizado muchas en todo el mundo y en España. Al hablar de "playas artificiales" no hay que confundirlas con las actuaciones encaminadas a superar los problemas estructurales de las playas, o las demandas sociales para mejorar o ampliar playas ya existentes, aunque en ambos casos se trate, claro está, de abordar también actuaciones "artificiales", es decir, a realizar por la mano del hombre.


Las "playas artificiales" responden al concepto de crear una nueva playa en un tramo de costa rocoso o de materiales cohesivos, donde antes no la había. También son frecuentes las "playas artificiales" en tramos totalmente artificializados por escolleras o muros de protección que defienden terrenos de la costa, generalmente ganados al mar.


Las "playas artificiales" intentan dar respuesta, desde luego, a la gran apreciación y apetencia ciudadana por el uso de las playas, especialmente en torno a las grandes áreas urbanas que carecen de playas naturales de cualquier tipo. Aunque se trata de playas creadas por el hombre, una vez construidas su comportamiento en nada difiere de las playas naturales, pues los materiales sueltos que las forman son modelados por el oleaje y los demás agentes marinos, a través de los mecanismos y reglas sucintamente descritos mas arriba, comunes a las playas naturales y a las modificadas o creadas artificialmente.

Pero deben tenerse en cuenta los efectos ambientales que éstas pueden producir en el resto del sistema litoral, tanto en la dinámica de los sedimentos como en el estado ecológico.

7.4. TIPOS DE ACTUACIONES EN PLAYAS


Como se ha señalado, y de una forma muy sintética, cualquiera de las actuaciones que se pueden plantear en las playas trata de superar alguno de los problemas estructurales a que pueden estar sometidas, defensa de costas, o bien tratan de atender las demandas ambientales y sociales que gravitan sobre ellas, éstas últimas sobre todo en las grandes áreas urbanas.

Problemas estructurales: o riesgo de pérdida de la condición de defensa costera


1. Déficit en la aportación natural de sedimentos.
2. Impedimentos a la libre evolución y movimiento de los áridos que las integran.
Demandas ambientales (riesgo de pérdida de la condición de hábitat)
3. Protección y mejora de ecosistemas y hábitats valiosos
Demandas sociales (riesgo de pérdida de la condición de zona de ocio)
4. Aseguramiento de una cierta anchura de playa seca en las estaciones de mayor utilización, con independencia de las variaciones naturales de su perfil de equilibrio con carácter estacional.
5. Aseguramiento de presencia de áridos utilizables por los usuarios, es decir, arena o callaos y cantos rodados de pequeño o mediano tamaño, evitando los grandes bolos.
6. Aseguramiento de unas condiciones de oleaje relativamente benignas.
7. Creación de playas artificiales

Para el tratamiento de estos problemas que se plantean, existen una serie de técnicas, que a muy grandes rasgos pueden conducir a los siguientes tipos básicos de actuaciones, diferentes entre sí:


a. Alimentación artificial mediante la movilización y recolocación, mediante la gestión del material constitutivo del sistema sedimentario litoral o Demarcación Hidrográfica (arena, gravillas o gravas) tales como: trasvases, recirculación de sedimentos, compensación de los basculamientos de playas, perfilado transversal, uso de los sedimentos depositados en cauces, embalses o flechas litorales, etc.
b. Alimentación artificial con material ajeno al sistema litoral y Demarcación Hidrográfica: arena, grava, callaos, o cantos rodados.
c. Construcción y remodelación de estructuras marítimas, sumergidas o emergidas, para contribuir a la contención, abrigo y estabilidad de la playa, cuando sea preciso. 
d. Desmantelamiento de estructuras marítimas.
e. Excavación en tierra para encajar un perfil de playa estable y compatible con el material que la constituye.
f. Levantamiento de edificaciones, instalaciones o infraestructuras situadas sobre la playa (principalmente sobre los cordones litorales).
g. Extracción de las fracciones más gruesas del material (bolos y grandes callaos), para sustituirlos por otras mas finas.
h. Restauración y acondicionamiento de bordes costeros, incluyendo la re-vegetación de sistemas dunares.

     En definitiva, cualquier actuación para el tratamiento de los 7 problemas (1, …, 7) que en síntesis pueden justificar las actuaciones en playas, puede abordarse mediante una adecuada combinación de los 8 tipos de actuaciones (a, …, h) en que pueden agruparse las diferentes técnicas para su tratamiento, con las exigencias y criterios expuestos a continuación.


DIRECTRICES SOBRE ACTUACIONES EN PLAYAS


1. ALCANCE Y CUMPLIMIENTO DE LAS DIRECTRICES


Las presentes “Directrices sobre actuaciones en playas” se redactan como guía metodológica a seguir por parte de los actores de proyectos y actuaciones a realizar por la Dirección General de Costas, en las competencias que en materia de costas le confiere la legalidad vigente, teniendo presente para su alcance y cumplimiento:


1.1 En la Memoria de todos los proyectos de actuaciones a realizar por la Dirección General de Costas en su programa de inversiones, o a autorizar por la misma en virtud de sus competencias sobre el dominio público marítimo-terrestre, deberá figurar un apartado en el que los redactores hagan constar expresamente que en su elaboración se han seguido estrictamente las determinaciones contenidas en las presentes “Directrices sobre actuaciones en playas”, tanto en sus apartados de considerandos técnicos como en su articulado normativo.
Sin este requisito, la Administración no tramitará el proyecto presentado. Si el proyecto no contemplara actuaciones inscribibles en las que son objeto de estas Directrices, se hará constar expresamente esta circunstancia, a efectos de no exigir su ajuste a las mismas.


1.2. En el Informe de Supervisión a realizar por los correspondientes servicios de la Dirección General de Costas se hará constar expresamente las circunstancias relativas al ajuste del proyecto a las determinaciones y especificaciones contenidas en las presentes Directrices. En el caso de que no se justifique que el Proyecto se ajusta estrictamente a las mismas, no podrá ser propuesto para su aprobación técnica ni para continuar con las fases subsiguientes de su tramitación administrativa de cara a la realización de las obras previstas.


2. JUSTIFICACIÓN Y CAUSAS PARA LA ACTUACIÓN EN PLAYAS


Tan importante como llegar a la solución de un problema costero en una playa es probar la necesidad de actuación sobre el mismo. Y una vez expuesta, debe también justificarse la actuación que se pretende emprender y que no se puede corregir el problema que lo originó. Por dichas razones, todos los proyectos que deba aprobar la Dirección General de Costas deberán justificar en su Memoria cuáles son las razones que justifican la actuación, y cuáles son los tipos de actuaciones que se han seleccionado.


La justificación sobre la conveniencia de la actuación debe argumentarse en al menos una de las 7 razones expuestas en el apartado 8.4 de los Fundamentos, agrupadas a su vez en los siguientes objetivos:


1. Relativos a los problemas estructurales o de condición de defensa costera
2. Relativos a las demandas ambientales
3. Relativos a la demanda social



En cuanto a los tipos de técnicas a emplear para hacer frente a los objetivos o razones que justifican las actuaciones a realizar, también es preciso que en la Memoria de todos los proyectos se señalen los tipos de actuaciones propuestas, entre las 8 señaladas en el apartado 8.4 de los Fundamentos, justificando las razones por las que se han seleccionado las propuestas.


3. CRITERIOS RELATIVOS A LOS PROBLEMAS ESTRUCTURALES O DEFENSA COSTERA.


3.1 Problemas básicos estructurales


Se deberá tener en cuenta a la hora de resolver los problemas estructurales de una playa, que hacen se reduzca la capacidad de defensa de ésta ante los agentes dinámicos marinos, si obedecen a alguna de estas dos causas


1. Control de los procesos erosivos
2. Restauración de la dinámica litoral


La primera de ellas responde a la pérdida de material de la playa sin reposición natural de esos sedimentos perdidos ni en el espacio ni en el tiempo, y al segunda obedece a las barreras impuestas a lo largo de la costa a la dinámica litoral, debiendo solamente considerarse las barreras artificiales a la hora de tomar un criterio de actuación. Debiendo identificarse en ambos casos las causas que lo motivaron.


3.2. Técnicas de control de los procesos erosivos


Si fuera necesario detener o controlar los procesos erosivos de la costa se utilizaran por orden de prioridad los siguientes tipos de actuación:


• Actuaciones blandas o flexibles sin obras de apoyo
• Actuaciones blandas o flexibles con las mínimas obras de apoyo necesarias
• Actuaciones duras o rígidas, solamente cuando la emergencia lo requiera, no debiendo ser permanentes y debiendo justificarse expresamente su uso y temporalidad


3.3 Procedimientos para reducir el impacto del déficit en la aportación natural de sedimentos


Los criterios de la Dirección General de Costas frente a esta problemática son los siguientes, incluyéndose entre paréntesis los tipos de actuaciones clasificadas con letras minúsculas en el apartado 8.4 de los Fundamentos:


Los primeros criterios a tener en cuenta son los relativos a las limitaciones para actuar en una playa:


1.- Solo se controlarán los procesos regresivos de la costa en los tramos deficitarios que así se justifique por razones ambientales o de protección de la costa, bien por la importancia de los bienes situados en ella, o bien porque se trate de tramos de costa sometidos a una importante demanda de uso ciudadano.


2.- En los tramos de costa con edificaciones, instalaciones e infraestructuras ilegales, o contradictorias con las determinaciones de la Ley 22/1988 de Costas, tengan o no un origen legal según la normativa urbanística aplicable, o la sectorial de costas:

a.- No se realizarán actuaciones sistemáticas y estables de protección y defensa a través de los recursos públicos del programa de inversiones de la Dirección General de Costas.
b.- No se otorgarán concesiones u otros títulos habilitantes para la realización de obras y actuaciones en el dominio público marítimo-terrestre.
c.- Solamente se actuará en caso de excepcional y puntualmente cuando haya una emergencia manifiesta, debidamente justificada, cuando haya riesgo para personas o bienes de utilidad pública (c).


3.- Como norma general, en aquellos tramos de costa en cuyo sistema litoral no exista sedimento de aportación natural, no es recomendable actuaciones que necesiten masivamente de él. Si fuera preciso aportar sedimento, no es conveniente el uso de áridos procedentes de cantera, machaqueo o similares, dado su no naturalidad marina y su obtención puede no ser aconsejable medioambientalmente, y en todo caso su uso debe justificarse específicamente.
En el supuesto de que se estime necesario el control de la regresión litoral debida al déficit de aportación natural de sedimentos, en la Memoria de cada unos de los proyectos a aprobar por la Dirección General de Costas deberán justificarse las decisiones relativas a las soluciones y alternativas adoptadas, de acuerdo con las siguientes determinaciones:

4.- Se priorizarán siempre las alternativas que comporten el fortalecimiento de las playas y cordones litorales mediante la aportación o alimentación artificial con los áridos apropiados (a, b), sobre las soluciones para defender la costa con diques, pantallas o muros, de escollera u hormigón (c).

5.-En todos los casos, el sistema de alimentación artificial a la costa que se sea seleccionado debe diseñarse tras el análisis de la mejor gestión de los sedimentos presentes en el sistema litoral y Demarcación Hidrográfica (b), aprovechando al máximo su disponibilidad, y evitando en lo posible su pérdida por inmovilización o salida del circuito sedimentario litoral (b, c, d).

6.-Se estudiarán siempre los posibles drenes o sumideros de sedimentos presentes en la costa, sean estos naturales o artificiales, así como la viabilidad de desactivarlos o neutralizarlos (b, c, d), antes de plantear una alimentación artificial (a, b) que pueda conducir a la desaparición de los materiales aportados a través de los mismos.


7.-En el caso de que fuera necesaria la alimentación artificial de playas, en todos los proyectos se analizará siempre la viabilidad económica y ambiental de la utilización de las siguientes fuentes de áridos dentro de la Demarcación Hidrográfica correspondiente (a), de acuerdo con la siguiente sistemática y en este orden:


     1º Los retenidos e inmovilizados por las estructuras portuarias y otras estructuras marítimas, así como en las dársenas portuarias y canales de navegación.
      2º La recirculación o el trasvase de los sedimentos retenidos por estructuras marítimas o portuarias.
      3º Los inmovilizados bajo las edificaciones, infraestructuras y cultivos situados sobre los antiguos cordones litorales y sistemas deltaicos.
      4º Los que integran algún tipo de formación litoral especial, como los bajos o las flechas litorales
      5º Los presentes en las cuencas y en los cauces, especialmente en sus zonas más bajas.
      6º Los retenidos o inmovilizados por los embalses.

8.- Solo cuando se justifique debidamente la inviabilidad económica o medioambiental de utilizar las fuentes de sedimento indicadas en la determinación 3.3.7, se podrá estudiar la viabilidad de uso de fuentes externas al Sistema Litoral (b), preferentemente marina a terrestre.
9.- Cuando resulte necesaria la alimentación artificial, en todos los casos se estudiará como primera alternativa soluciones que no supongan adelantar hacia el mar la línea de orilla (e), para ello:


      1. Con objeto de adaptar el perfil de playa a los efectos previsibles del cambio climático, en todos los casos se estudiará de manera sistemática, y de común acuerdo con las autoridades urbanísticas, la viabilidad de levantar las edificaciones e infraestructuras que fueran necesarias para encajar un nuevo perfil de playa hacia tierra, estén estas situadas en el dominio público marítimo-terrestre, en sus zonas de servidumbre, o incluso mas atrás (f), adecuándose a los efectos del cambio climático.
      2. Solo se pueden excluir de este análisis, y siempre previa justificación económica y ambiental, aquellas actuaciones en playas encajadas e independientes del resto del Sistema Litoral, en las que se pueda acreditar que la alimentación artificial sin retranqueo de la línea de orilla (f) es sostenible a largo plazo.

10.-Se tratará de hacer mínimas las estructuras marítimas (c) de apoyo a la alimentación artificial (a, b), siempre que se justifique que son necesarias, y deberán tener la cota de coronación mas baja posible.


11.-En el caso de que los bienes a proteger, o que la demanda de uso de playas, sean derivados de un proceso urbanizador planificado con posterioridad a la entrada en vigor de la Ley 22/1988 de Costas, en la financiación de cualquier tipo de actuación para controlar el déficit sedimentario deberá contarse con la iniciativa privada, en la proporción y en la forma que se acuerde con la Dirección General de Costas.


3.4 Restauración de la dinámica litoral


Cuando haya que resolver un problema de restauración de dinámica litoral, éste debe ser asumido, y su costo en su caso, por quien lo provocó, y respecto de los métodos de resolución se optará por orden de prioridad:


1. Reposición artificial de la dinámica litoral salvando las discontinuidades.
2. Eliminación de los obstáculos o discontinuidades a la dinámica litoral.
3.5. Procedimientos para reducir los impedimentos a la libre evolución y movimiento de los sedimentos que forman las playas


Las determinaciones a seguir para liberar las restricciones al libre movimiento de los áridos que forman las playas serán, incluyéndose entre paréntesis los tipos de actuaciones clasificadas con letras minúsculas en el apartado 8.4 de los Fundamentos, los siguientes: 

1. En todos los casos debe analizarse la mejor gestión de los sedimentos presentes en el sistema litoral, de tal manera que se eviten acumulaciones excesivas de material o pérdidas netas a través de los drenes y sumideros, naturales o artificiales (b, d).
2. Cuando las edificaciones e infraestructuras situadas sobre la zona alta de la playa, en dominio público marítimo-terrestre o en la zona de servidumbre de protección, constituyan un obstáculo para la libre evolución de su perfil transversal en condiciones extremas, se priorizará su levantamiento (f) sobre otras alternativas posibles, salvo en playas bien encajadas sin conexión con los tramos adyacentes, siempre que esta excepción se justifique por razones económicas y de sostenibilidad de la alternativa seleccionada.


4. CRITERIOS RELATIVOS A LAS DEMANDAS AMBIENTALES


4.1. Demandas ambientales
Las playas también tienen una importante función ambiental. Por una parte, pueden constituir una barrera de defensa para proteger humedales costeros de gran valor ecológico y por otra, la misma playa puede constituir un hábitat para comunidades biológicas de gran importancia, principalmente las zonas más alejadas de la orilla, tanto hacia tierra (cordones dunares) como hacia el mar (praderas de fanerógamas marinas como Posidonia oceanica, Cymodocea nodosa o Zostera noltii). Para ello deben primar los siguientes aspectos con objeto de satisfacer las demandas ambientales: 


1. Si la playa constituye un hábitat para especies de valor comercial (almejas, chirlas, coquinas, berberechos) cuya recolección representa además una actividad tradicional de gran arraigo en la población local.
2. Si la playa se encuentra dentro de un espacio protegido o afecte a éste, lo que implica ciertas particularidades tanto para las necesidades de actuación como para los condicionantes a tener en cuenta durante la ejecución.
3. Si la playa necesita mejorar la calidad de sus arenas, imprescindible tanto para su función de hábitat como para la de zona de ocio. Esto requiere, no solo que se controle la calidad de las arenas de alimentación artificial sino que se retiren, sustituyan o recubran las masas de arena contaminadas, principalmente en las desembocaduras de los ríos.
4. Los causantes de la contaminación deben compensar económicamente a los afectados y ejecutar las obras de corrección de la situación, sin perjuicio de las acciones legales que dicho comportamiento conlleve.
5. La Administración debe hacerse cargo de la ejecución por cuenta de los responsables si estos demoran su actuación. La dificultad o imposibilidad de identificar a los responsables no debe retrasar la intervención de la Administración para corregir la situación. 


4.2. Determinaciones generales relativas a las demandas ambientales
1. Con carácter general, cuando se proyecte una actuación en una playa, cualquiera que sea su objetivo principal, deberán estudiarse siempre, y en todo caso:


a) Los posibles efectos ambientales de la actuación aún cuando no sea exigible someterla al procedimiento de evaluación de impacto ambiental.
b) Las medidas preventivas, correctoras y compensatorias que procedan.
c) La posibilidad de compatibilizarla con una mejora de sus condiciones como hábitat.
d) La calidad de las arenas si se requiere alimentación artificial.


2. Si la actuación se va a llevar a cabo total o parcialmente en un espacio protegido, se justificará que se han tenido en cuenta los criterios particulares establecidos para las actuaciones en dicho espacio. Además, se consultará previamente al correspondiente Organismo de Gestión sobre la actuación que se pretende ejecutar.


3. Se incluirán entre los criterios de priorización de las actuaciones ambientales (h):


a) Que haya sido demandada por instituciones, entidades o colectivos, principalmente con arraigo local.
b) Que los demandantes manifiesten su conformidad para llevar a cabo a su cargo o en el ejercicio de sus competencias las acciones complementarias que la Dirección General de Costas considere convenientes para un mejor cumplimiento de los fines de la actuación. 
c) Que la calidad de las aguas de baño haya sido excelente durante los últimos tres años y no existen razones para esperar un empeoramiento de la situación.
d) Que durante los últimos dos años se hayan producido cambios manifiestos en el estado de la playa de los que se derive un incremento importante del riesgo de daños ambientales en humedales, cordones dunares, flechas litorales, praderas de fanerógamas o placeres de recogida de moluscos.