CIRCULACIÓN DE ARENA EN LA PUNTA DE ABONA (ARICO - TENERIFE).
Introducción
La Punta de Abona, en la costa SE de la isla de Tenerife (Islas Canarias), es un saliente de forma irregular, de aproximadamente 1,2 Km2 de superficie, producto de la llegada al mar de distintas coladas y capas piroclásticas de sucesivos episodios volcánicos.
Esta península presenta la singularidad de tener una playa orientada al NNE (Playa Grande), y otras playas orientadas al SSW (Playa de Abades o El Abrigo, Playa Cardones y Playa de Cueva de La Arena).
La singularidad geomorfológica de esta península es que constituye un sistema en el que la arena procedente de la erosión marina, es arrastrada por los vientos dominantes, de componente NE o NNE (alisios), forma el estrán de la Playa Grande, un campo de dunas, y después de atravesar el interior de la península, nutre en parte a las playas de Abades (El Abrigo) y Cardones.
La existencia de un pasillo topográfico, inexistencia de alturas significativas y construcciones artificiales que actúen de barrera, permiten que los granos de arena basáltica avancen por suspensión o saltación, recorriendo un trayecto lineal de aproximadamente unos 1,2 km entre la costa orientada al NE y la orientada al SW.
Este fenómeno, del cual hay por ahora muy pocos estudios publicados, forma un sistema con un equilibrio fácil de romper, ya que si se edifica en el tramo central del recorrido, la arena puede quedar frenada en su avance y acumularse junto al obstáculo (edificaciones principalmente).
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Tras
haber realizado observaciones de campo durante los años 2012 a 2019
en la península de Punta de Abona, en el SE de la isla de Tenerife,
en término municipal de Arico, se ha constatado la existencia de un
campo de dunas de arena basáltica que ocupa una superficie
aproximada de 64.000 m², relacionado con la dinámica de la arena
aportada por una playa situada en el NE de dicha península, y que a
su vez, nutre de arena a otras playas situadas al SO de la península
de Punta de Abona.
La
disposición de la arena conforma un campo alargado de dunas
litorales de baja altura, dispuestas de forma perpendicular a la
línea de costa. La formación arenosa cuenta tanto con dunas
embrionarias (móviles) como con dunas fijadas parcialmente por
vegetación, y se extiende a modo de pasillo entre el NE y el SO de
la península de la Punta de Abona. La arena, procedente de la
dinámica erosiva marina, llega al interior a través de la
anteplaya, el estrán y la playa alta de Playa Grande, junto a la
localidad de Punta de Abona, ascendiendo luego por una duna rampante
por saltación o suspensión en el viento. Posteriormente, la arena
atraviesa la carretera general El Porís-La Punta, de forma más
notable junto a las últimas casas de la localidad de La Punta de
Abona.
Tras
cruzar esta vía, la arena conforma un campo extenso de dunas (tipo
nebka), de unos 210 metros de anchura máxima y unos 380 metros de
longitud máxima, que progresivamente va perdiendo anchura y volumen
de arena, a medida que avanza hacia el interior de la isla, quedando
el lecho de arena limitado a un pasillo topográfico en torno a la
cota de los 25 metros y donde ha sido modificado por diversas obras
artificiales en la segunda mitad del siglo XX (trazado de pistas,
edificaciones y pequeños muros de piedra). La arena basáltica,
diferenciada del material pumítico y traquítico de esta zona,
aparece acumulada a los lados de varios caminos, en zonas deprimidas
del terreno y en algunas partes de los cauces de barranquillos,
volviendo a aumentar la superficie y el volumen que ocupa la arena en
las inmediaciones de la Playa de El Abrigo (Abades) y Playa Los
Cardones, a unos 1.100 metros de distancia lineal de Playa Grande.
El
campo de dunas queda parcialmente limitado de forma artificial por el
Camino de Los Abrigos, en su flanco oriental y por la Carretera
General El Porís-La Punta, aunque en ambos casos la arena desborda
estas vías en varios tramos, obligando a su retirada periódica por
parte del servicio de mantenimiento de carreteras del Cabildo de
Tenerife o por el personal del Ayuntamiento de Arico.
El
campo de dunas está formado por una serie de dunas lineales, de
planta ovalada, en algunos casos retenidas parcialmente por
vegetación de porte arbustivo bajo (matorral de costa) y propias del
piso litoral (las especies más abundantes son la lechuga de mar, el
saladillo, el salado blanco, la barrilla, el corazoncillo de mar, la
hierba camellera, la uva de mar, la simpreviva de mar, la lengua de
pájaro y en menor porcentaje la aulaga, la tabaiba dulce o el
panasco), y su disposición está acoplada a la dirección del viento
dominante, que es de componente ENE y NE fundamentalmente .
Cuando
decrece la densidad de ocupación de las especies de plantas propias
del matorral de costa, el terreno pasa a ser ocupado por especies
gramíneas; su presencia casi constante a lo largo del tramo interior
del pasillo topográfico, especialmente en los laterales de los
caminos y en las zonas más deprimidas del terreno, marcan la
presencia de los lechos arenosos formados por el transporte eólico.
Estas gramíneas vuelven a ser sustituidas en la vertiente SO próxima
a las playas por especies halófilas como la lechuga de mar, la
tabaiba dulce, el salado blanco o la barrilla.
Las
dunas observadas tienen un porte no muy alto; según las mediciones
efectuadas sobre el terreno, las más altas tienen aproximadamente
unos 1,7 metros de altura, siendo la altura comprendida entre los 0,8
y los 1,2 metros la más frecuente en el muestreo realizado en el
sector central del campo de dunas. Su planta suele ser ovalada, con
la parte de mayor pendiente enfrentada a la dirección del viento
dominante y la de menor pendiente a favor de dicho viento. Estas
dunas se disponen próximas en el terreno, separadas por sectores de
menor altura (depresiones interdunares) en los que se distinguen
ripples marks que demuestran que al arena sigue desplazándose entre
las dunas a pesar de que una parte de las dunas tenga un sector
fijado alrededor de vegetación de tipo arbustivo de porte bajo.
El
hecho de que esta parte del término municipal de Arico no haya
sufrido un proceso urbanizador importante durante el siglo XX, junto
a la existencia de una topografía llana hacia el interior de la
península (la cota máxima por la que circula la arena es de 26
metros), limitada a ambos lados por pequeñas elevaciones del terreno
y por cauces de barrancos, han permitido que el flujo de arena se
mantenga constante y bien delimitado, alimentando así tanto el campo
de dunas como las playas del SO antes indicadas.
Se
ha podido comprobar durante estos años que la dinámica de la arena
forma acumulaciones junto a varias de las viviendas situadas en la
calle Buen Viaje (Carretera General El Porís-La Punta) y supera la
cota de los 25 metros junto a las edificaciones del antiguo sanatorio
de El Porís. La baja altura y la disposición de los edificios de
esta instalación permiten que la arena pase a través del pasillo
topográfico y llegue a la zona del SO, donde forma nuevamente
pequeños campos de dunas embrionarias y móviles cerca de las
playas, y posteriormente permita la alimentación de arena al estrán
de las playas de El Abrigo (o de Abades) y de Los Cardones, quedando
la Playa de Cueva de la Arena más limitada en el suministro de arena
al encontrarse situada hacia el SE.
El
desplazamiento y alcance de la arena a las playas del SO se realiza
de forma diferenciada entre la Playa de Los Abrigos, donde lo hace
remontando una pequeña pendiente previa y alcanzando la playa a
través de un terraplén a lo largo de una franja de unos 100 metros
de anchura, y la Playa de Los Cardones, a la cual accede a través
del cauce de un pequeño barranquillo y posteriormente difundiéndose
por un terraplén de unos 80 metros de anchura.
Durante
las inspecciones sobre el terreno se ha podido constatar cómo la
arena cruza caminos y algunos cauces de barranquillos en el tramo
central del recorrido; el hecho de que no se asiente un volumen mayor
de arena en la parte central y de mayor altura de la península de
Punta de Abona parece obedecer a varios factores, como la disminución
de la densidad de la vegetación que la puede retener, la existencia
de varias pistas de tierra abiertas en esta zona, que actúan a modo
de interrupciones o a la generación de un encauzamiento natural del
flujo del aire que acelera el mismo, evitando la deposición de las
fracciones más finas. En esta zona central la arena circula por
saltación y suspensión a escasa altura del suelo y tras atravesar
el pasillo dejado por las edificaciones del antiguo complejo
sanitario, llegan a la vertiente SO de la península de Punta de
Abona, donde alimenta las playas de Cardones y El Abrigo, las cuales
se alinean en la dirección dominante del viento. La Playa de Cueva
de La Arena queda un tanto aislada de esa alineación y por ese
motivo, presenta un menor contenido de arena y no posee dunas
rampantes o campos de dunas asociados.
Datos
de viento, oleaje y topografía.
Vientos.-
La
consulta de los datos de la AEMET correspondientes a la estación
Tenerife Sur, en el período 1981-2018, reflejan una clara dirección
dominante del E, ENE y NE, que superan el 60% del total en dicho
período. Igualmente, por intensidad, es la misma componente NE, ENE
y E la que predomina, con medias superiores a los 25,5 km/h, frente a
una velocidad media anual de todas las direcciones de 22,1 Km/h en
ese período y alcanzándose en la componente ENE velocidades medias
superiores a los 30 Km/h.
Esta
constancia en la dirección e intensidad del viento constituye un
factor clave para permitir que la arena acceda desde la playa seca al
interior de tierra, forme un campo de dunas por la interacción de la
vegetación y, posteriormente permita incluso aportar sedimentos a
las playas situadas en el SO de la península de Punta de Abona
(playas de El Abrigo de Abades, El Cardón y en menor medida, de
Cueva de La Arena).
La
longitud y anchura de Playa Grande permiten la existencia de una
amplia zona de suministro de arena seca que es movilizada por el
flujo constante del aire en dirección al interior de la isla durante
prácticamente todo el año, y que parece ser mayor durante los meses
de verano, al aumentar la aridez y la velocidad media del viento.
Precipitaciones.
Los
datos tomados del Estudio de Precipitaciones Acumuladas, Estacionales
y Anuales editado por el Museo de la Naturaleza (autor: Luis Manuel
Santana Pérez) incluyen la costa de Arico en la isoyeta de
precipitaciones superiores a 200 mm anuales para el período 2000 - 2010. Los
datos de la estación de Llanos de San Juan, situada a una cota de
135 metros, en término municipal de Arico, reflejan en el mismo
período una aridez extrema, con máximos de la media anual en 2006 y
2010, siempre por debajo de los 400 mm, existiendo años como 2003,
2009 y 2011 en los que la media anual fue incluso inferior a los
100 mm.
Esta
aridez permanente implica escasas o nulas escorrentías que pudieran
afectar a la arena, así como el estado seco de los granos de arena
durante gran parte del año, lo que favorece su desplazamiento por el
viento.
Topografía
submarina.
La
disposición del fondo marino, con una pendiente suave tanto en el
sector de la vertiente Norte en el que se localiza Playa Grande (la
cota de -20 m se alcanza a una distancia de 820 metros de la línea
de ribera) como en el SO (donde la misma cota se alcanza a una
distancia de 520 metros de la ribera marina frente a Playa El
Abrigo), junto al mantenimiento de temperaturas medias por encima de
los 20º C durante casi todo el año, favorecen la existencia de
acumulaciones de arena seca y grano fino que pueden ser fácilmente
transportadas por el viento entre una y otra vertiente de la
Península de Abona. El grano medio de la arena permite sin embargo
su deposición en las playas sumergidas sin ser arrastradas por la
deriva litoral marina o las corrientes hacia otros puntos de la
costa. El hecho de que tramos de costa inmediatos a estas playas
presenten fondos no arenosos es indicativo del encauzamiento del
flujo de la arena entre ambas vertientes.
Oleaje.-
La
consulta de los datos del oleaje de la estación de Santa Cruz de
Tenerife (Clima Marítimo- Puertos del Estado) refleja también el
predominio de las direcciones NNE, NE y Ene (con un 63,8% del total),
siendo la altura significante más frecuente la comprendida entre los
0 y los 1 metros (con un 73,78% del total), lo que refleja el dominio
de un oleaje de poca altura, normalmente asociado al mar de viento
(sea); también el período de pico, comprendido entre los 4 y 8
segundos (con un 56,78% del total) refleja el dominio del mar de
viento sobre el mar de fondo. Por tanto, la existencia de un oleaje
no excesivamente cargado de energía durante gran parte del año
supone otro factor que permite que la arena ss estabilice en la pare
alta de estas playas, en lugar de ser erosionadas y que pueda
posteriormente ser movilizada por el viento.
Información
geomorfológica complementaria a la observación de campo.-
De
la consulta a la fotografía histórica disponible en la base de
datos de GRAFCAN (años 1965 a 2019), la consulta de diversa
bibliografía específica, la propia tononimia de la zona (que
denomina la zona central del recorrido como “Montaña de la Arena”), la orientación de antiguas estructuras agrícolas de protección contra el viento y la arena, así como la entrevista con personas residentes en la zona desde hace muchos
años, se confirma que el tránsito de la arena entre el NE y SO de
la península de Punta de Abona es un fenómeno que se ha producido
de forma constante durante todo el siglo XX y no se trata de un fenómeno
nuevo o de tipo puntual en el tiempo.
Según
la normativa urbanística vigente, el suelo ocupado por el campo de
dunas está calificado en parte como suelo rústico de protección y
en parte como suelo urbanizable, apto para urbanizar, de carácter
turístico o residencial, quedando tan solo una pequeña parte al NO
de la franja ocupada por el campo de dunas, calificado como suelo
rústico de protección del paisaje.
La
posibilidad de que se construya en esta zona edificaciones con altura
o disposición transversal al tránsito de la arena (del NE al SO),
podría generar la interrupción de dicho flujo, una posible merma
del volumen de arena en las playas del SO y una posible acumulación
lateral y vertical en el actual campo de dunas. De hecho, la
presencia de las edificaciones de la urbanización Los Abrigos de
Abades, ha formado una barrera o límite artificial al desplazamiento
de la arena hacia el Oeste; algo similar ocurrió durante la década
de los años 1970, cuando las construcciones de tipo chabola
existentes en la Playa de El Abrigo de Abades producían un efecto
barrera y una merma en la anchura del estrán y la playa alta.
En
el Manual de Restauración de Dunas Costeras publicado por el
Ministerio de Transición Ecológica, se reconoce el valor de los
sistemas dunares: “Los sistemas dunares son ecosistemas
terrestre extremadamente frágiles, ajustados en su formación,
desarrollo y evolución a procesos naturales y fácilmente
vulnerables frente a la acción humana, por ello las dunas costeras
suponen un capital natural muy valioso que debe ser conservado. La
desparación y alteración progresiva de las dunas costeras implica
una pérdida no solo de un paisaje y los organismos que lo habitan,
sino también de los bienes y servicios que los elementos de ese
ecosistema suponen para el bienestar humano”.
En
otro apartado de este Manual, se indica que “Los sistemas
dunares representan una parte importante de los recursos costeros y
su conservación tiene implicaciones naturales y sociales que no se
limitan únicamente al mantenimiento de paisajes o de especies
vegetales o animales vulnerables. Algunas de estas implicaciones
afectan a la dinámica de las playas y a su equilibrio. Dado que en
la Naturaleza todos los elementos se encuentran conectados o ligados,
no es de extrañar que la degradación de los ecosistemas dunares
allá donde se ha producido, haya conducido también a la erosión de
las playas.”
En
el Manual de Dunas Costeras del Ministerio para la Transición
Ecológica, en su capítulo 4, dedicado a los Usos e Impactos, se
reconoce la importancia del impacto de la urbanización sobre los
sistemas dunares: “La urbanización sobre sistemas dunares
implica su destrucción completa, además de producir un aumento de
la presión de uso en zonas adyacentes”. También indica el
riesgo para estos sistema por parte de las actividades recreativas:
“El principal efecto de la presión humana en el entorno dunar
es el derivado del pisoteo indiscriminado al que se ve sometida la
vegetación, derivado de la existencia de aparcamientos, carreteras o
caminos en las inmediaciones que generan el paso de las personas a
través del sistema dunar, aumentando su vulnerabilidad”.
En un reciente Informe Técnico emitido por la Dirección General de
Protección de la Naturaleza del Gobierno de Canarias, relativo a la
“Evaluación ambiental estratégica ordinaria de la suspensión del
planeamiento en Punta de Abona, en TM de Villa de Arico”, se indica
que se ha detectado la presencia en el ámbito de estudio de al menos
24 especies terrestres protegidas en un ámbito de 25 cuadrículas de
500 por 500 metros, que pueden verse afectadas directa o
indirectamente por el planeamiento urbanístico a desarrollar en la
zona”.
Hay
que hacer mención especial de lo indicado en el apartado 3.3 de este
informe, donde se indica que “Dentro del ámbito de estudio se
localiza el único enclave conocido del hábitat 2120 – Dunas
móviles de litoral o dunas blancas- en la Isla de Tenerife,
representado por una comunidad nitro-psamófila que se desarrolla
sobre suelos arenosos-pedregosos o arenosos-compactos de diversa
profundidad, caracterizado por especies como el saladillo blanco, el
corazoncillo o la uva de mar, entre otras. La pérdida o deterioro de
este enclave es sumamente relevante dado que, según la información
disponible, no existe en la Isla de Tenerife otro territorio que
albergue las características edafológicas y biológicas que
permiten el desarrollo de este hábitat de interés comunitario. Por
lo que no solo se debe incluir en Suelo Rústico de Protección
Natural como se ha estudiado en las diferentes propuestas, sino
también se debe garantizar que no se modifica la dinámica de aporte
de arenas que constituyen la base de este peculiar y frágil
ecosistema”.
En
el apartado 4 de dicho Informe Técnico, dedicado a las alternativas
de planeamiento planteadas, se indica que “La disposición de suelo
urbanizable y rústico destinado a albergar infraestructuras y
equipamiento tendría una afección considerable sobre los hábitats
de interés comunitario, produciendo una interrupción de la dinámica
eólica". Igualmente, concluye sobre la alternativa elegida por la
Administración para el proceso urbanizador: “La alternativa
elegida, si bien consigue incorporar elementos altamente sensibles
desde el punto de vista ambiental en suelos de protección natural,
sigue sin aportar soluciones a la problemática ambiental que genera
el planeamiento previsto en Punta de Abona, y no aporta soluciones a
la interrupción de la dinámica de la arena, que compromete el
estado de conservación de los ecosistemas dunares protegidos
presentes en la zona, así como las especies asociadas al mismo”.
Estudios previos publicados sobre el tema.-
Por
último, se debe hacer referencia a varios estudios publicados en
distintas Universidades del Estado español donde se aborda la
problemática de la conservación de sistemas dunares costeros,
tanto a nivel general como referido al ámbito concreto del SE de
Tenerife.
El
primero es el “Diseño de un programa de actuación ambiental
integrada en el litoral de Arico, Tenerife, Islas Canarias”, de
Paula Sánchez Pérez (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria), en
cuyas conclusiones esta autora establece la importancia de tomar
medidas de protección a la degradación del paisaje natural por los
efectos de las rodaduras y el acceso masivo: “Es conveniente
instalar vallados de protección lateral en pistas, la regulación de
los accesos motorizados hacia las playas, la limitación y acotación
de zonas de aparcamiento y acampada y la retirada de los numerosos
vertidos de basuras y escombros esparcidos por la zona”. Se
indica de forma especial el gran impacto que causan las numerosas
pistas de tierra abiertas al tráfico rodado, “muchas de las
cuales permiten a los usuarios del litoral estacionar a escasos
metros de la orilla del mar, erosionando suelos de espacios con alto
valor geológico, florístico o paisajístico”.
En
segundo lugar, el “Estudio de Dunas Marítimas y Continentales”,
de Francisco Javier García (Universidad de Cádiz). En el mismo, el
autor establece el carácter frágil de las formaciones dunares
litorales y la necesidad de garantizar el suministro de sedimentos a
las playas: “Las dunas litorales constituyen uno de los
ecosistemas costeros más variados, formados por una amplia tipología
de formas muy dinámicas que dan lugar a distintos tipos de hábitats
de interés comunitario. Se asocian a costas bajas sedimentarias,
formadas por playas arenosas que les sirven de fuente de sedimentos.
El viento procedente del mar arrastra la arena desde la playa hacia
el interior, donde es retenida por plantas pioneras que dan lugar a
acúmulos arenosos embrionarios, que al crecer forman cordones
dunares paralelos a la línea de costa, habitualmente cubiertos por
vegetación especializada; la migración diferencial de estos
cordones hacia el interior da lugar a depresiones intradunares, dunas
móviles y dunas fijadas por vegetación”.
Según
este autor, “Los sistemas dunares constituyen ecosistemas
complejos en los que se produce una continua interacción entre
procesos abióticos (transporte de arena) y bióticos (colonización
vegetal). Las recomendaciones que se aplican para la conservación de
estos tipos de hábitat incluyen la preservación del volumen
sedimentario (frenar la erosión costera, impedir extracciones de
arena o acumular sedimento mediante captadores artificiales o
restaurar la morfología original en su caso), y el mantenimiento de
la naturalidad de las especies vegetales que los ocupan (replantar
especies adecuadas para el desarrollo dunar). Estas medidas se
combinan con otras que minimizan los posibles impactos antrópicos,
como la restricción o limitación del paso, los accesos habilitados
para impedir el pisoteo mediante pasarelas, paneles informativos o
vigilancia”.
Por
último, el “Estudio Geomorfológico del Litoral del Porís de
Abona”, de Silvia Cortés Carballo (Universidad de La Laguna),
donde esta autora establece la importancia de las formaciones dunares
litorales por su escaso porcentaje en la configuración natural de la
costa de las Canarias Occidentales. En el apartado dedicado a las
“formas eólicas”, esta autora incida (citando a otros
autores/as) que “El desarrollo espacial de los campos de dunas
es exiguo a escala regional ante la preponderancia de cantiles
marinos y sucesión de salientes costeros que interrumpen la deriva
litoral de sedimentos, a lo que se une el hecho de que las playas
insulares son en un alto porcentaje playas pequeñas, de cantos y
arenas medias y gruesas que se reducen con frecuencia a una franja
cubierta por la pleamar diaria o las mareas muy vivas”.
También
establece la fragilidad de estos sistemas, dependientes de diversos
factores naturales de la zona: “Son múltiples los procesos y
factores que intervienen en el origen y evolución de los sistemas
eólicos y que condicionan su formación y progreso: Los vientos
constantes, la elevada insolación, la escasez de lluvias, o la
escasa cubierta vegetal. En el ambiente semiárido de las arenas
costeras canarias, la formación de las dunas está ligada a los
vientos alisios que abordan las islas con un componente NNE y soplan
de manera regular, ejerciendo una acción erosiva con el arranque de
material sobre las arenas y el desgaste mecánico abrasivo por la
fricción del viento cargado de sedimentos contra las rocas. Estos
procesos afectan a sectores donde predominan materiales finos y
escaso recubrimiento vegetal, dando lugar a formas dunares tipo
nebkas donde existen arbustos capaces de dificultar el avance de la
arena, junto a ondulaciones o riplles, que indican la dirección
dominante del viento. El relieve costero de las islas occidentales
influye en el desarrollo de las formaciones dunares, pues el carácter
acantilado y rocoso impide un desarrollo notable y las restringe a
localizaciones favorables, normalmente en forma de dunas rampantes,
casi siempre imbricadas con depósitos sedimentarios” (como es
el caso de Playa Grande, en Punta de Abona).
Para
esta autora, es destacable el depósito existente en el área de
Punta de Abona, en el SE de Tenerife: “En el ámbito de estudio
comprendido entre Punta de Abona y la urbanización de Abades,
destacan varios puntos por sus depósitos dunares, como el caso de
Playa Grande, en la Punta de Abona, un campo dunar situado en los
alrededores del mismo pueblo y otros dos campos de dunas en el sector
de Abades, uno de ellos a pocos metros de la antigua leprosería y al
borde de las playas” (de Los Abrigos y de Cardones).
Conclusiones.-
A
partir de las observaciones realizadas sobre el terreno, el estudio
de los datos estadísticos de los elementos naturales que intervienen
en el proceso de movilización de la arena y la bibliografía
consultada, se puede asegurar que en la Punta de Abona existe un
campo de dunas de un desarrollo considerable, generado a partir de
sedimentos arenosos de origen marino que son desplazados desde una
playa orientada al NE (Playa Grande) por un viento constante y
dominante de componente ENE y NE que moviliza la arena hacia el
interior de la Isla. Esta formación dunar a fecha de hoy no está
incluida en ningún tipo de espacio natural protegido (conforme a la
normativa estatal, autonómica o de la Unión Europea), y ni siquiera
forma parte del dominio público marítimo-terrestre que establece la
normativa de Costas.
Aunque
falta complementar los datos reflejados en el presente estudio con un
trabajo de campo en el que se proceda a cuantificar el volumen de
arena que se desplaza por dirección y unidad de tiempo en cada tramo
del recorrido entre el NE y SO (mediante instalación de mallas o trampas de arena a diferentes alturas y orientaciones), se puede asegurar que la arena entra
al interior de la península de Punta de Abona desde el NE, y que es
responsable de una parte importante del suministro de sedimentos a
dos playas situadas en el SO de dicha península (Playa El Abrigo o
Abades y Playa Cardones).
El fenómeno descrito en la Punta de Abona, también ha sido observado en otros enclaves en la isla de Tenerife, con superficies, volumen y disposición de la arena y trayectorias similares a los descritos en este estudio. Así, el fenómeno se repite entre la playa de La Pelada (orientación NNE) y la playa La Jaquita (orientación SSO), en el término municipal de Granadilla de Abona, o entre la playa de Leocadio Machado-El Médano (orientación NNE) y las playas La Tejita y El Chinchorro (orientación SSO), también en Granadilla de Abona. En todos los casos observamos la presencia de playas, campos de dunas y corredores topográficos por los que se desplaza la arena.
Información gráfica.-
Ubicación de la península de Punta de Abona y trayectoria de la arena entre Playa Grande, al NE
y Playa Cardones y El Abrigo, al SO.
Fuente: GRAFCAN
Detalle de Playa Grande, duna rampante y campo de dunas, en el NE de Punta de Abona.
Fuente: GRAFCAN.
Detalle de Playa El Abrigo o Abades y Playa Cardones, en el SO de Punta de Abona.
Fuente: GRAFCAN.