Costa de La Orotava (Tenerife)

martes, 29 de diciembre de 2009

El acantilado de la playa de Los Patos (La Orotava, Tenerife)

(Fragmento de la memoria de licenciatura de Rafael González Martín, ULL 1995)


         La costa de La Orotava es, según la clasificación de Guilcher, una "costa acantilada alta", que refleja la acción continuada del mar, por su orientación al oleaje dominante (del N-NE), lo cual se traduce en un trazado más o menos rectilíneo. El acantilado de Los Patos, como otros del Norte de Tenerife, tiene un carácter poligénico, resultado de prolongadas acciones erosivas que interfieren con emisiones de coladas basálticas recientes, poco remodeladas. Como ya se dijo, está constituído por la superposición de coladas lávicas y capas de piroclastos de las Series III (reciente) y II? (antigua, en la parte inferior), de naturaleza basáltica, con edades comprendidas entre los -1,8 m.a. y el Pleistoceno Inferior. Estos materiales presentan un buzamiento de E a W de aproximadamente unos 35 respecto al plano horizontal representado por la playa.


       En algunos puntos del mismo se observa la existencia de almagres (suelos rubefactados por superposición de una colada), así como depósitos torrenciales y coluviales de diversa potencia y extensión, rellenando cauces de antiguos barrancos; estos depósitos aparecen acantilados en algunos puntos, y formando conos de derrubios en otros. El corte del acantilado permite estudiar en detalle la sucesión cronológica de emisiones de coladas, depósitos piroclásticos y acumulaciones coluviales y aluviales sobre el relieve preexistente. El acantilamiento de los depósitos detríticos permite también una comparación con otros depósitos situados en la vertiente Norte de la Isla. 

La estructura general del acantilado podríamos dividirla en las siguientes partes, desde la base a la cima (ver fig.49):


1 - Colada basáltica inferior. Sólo es visible en el sector occidental, ya que en el central y el oriental está cubierta por un talud de derrubios.

2 - Depósitos detríticos intercalados. Presentes en los tres sectores. Son más potentes en la parte inferior de la pared, y más extensos en el sector central.

3 - Suelos rubefactados (almagres) o capas de piroclastos muy alterados. Su grosor aumenta en el sector central.

4 - Coladas de lava basáltica superpuestas, alternadas con capas de piroclastos. Son más delgadas en el extremo oriental de la pared y en la parte inferior del sector central. Su potencia aumenta considerablemente en la parte superior del sector central, donde aparecen fragmentadas, con oquedades, diaclasas y retranqueos.

5 - Conos de derrubios menores procedentes del desmantelamiento de los materiales de la parte alta de la pared. Debido al retranqueo de las coladas, quedan intercalados.

6 - Suelo superior. Es la parte más alta de la pared, correspondiente a los actuales suelos de cultivo (en parte sorribados), y su grosor varía según los tramos del acantilado.


       El acantilado es funcional durante el invierno, ya que el oleaje llega a batir contra su base -incluso durante la marea baja-, superando un potente cordón de cantos y bloques, y queda entre primavera y fines del otoño resguardado del oleaje por un depósito de arena basáltica, de espesor variable según los sectores de la playa. Esta capa de arena, según las observaciones de campo realizadas, desaparece en invierno por efecto del fuerte oleaje de los temporales del NW, quedando en suspensión o depositada en bancos de la anteplaya (según lo indicado en la cartografía del MOPU). Debido a ello, queda al descubierto la capa basal de cantos y bloques, más o menos redondeados, que no evitan la acción del oleaje contra la pared del acantilado, y cuyo grado de esfericidad indica que la retirada de la capa de arena es periódica y regular, no quedando limitada a la acción de temporales esporádicos. 


       A.Yanes (1988) define este tipo de acantilados como "Acantilados recientes sobre materiales básicos", cuya altura decrece conforme la actividad volcánica es más reciente y su verticalidad es mantenida por la abrasión marina actual. La pendiente del acantilado se mantiene en todos sus tramos por encima de los 60º, aumentando en general del Oeste al Este de la playa. Su altura oscila entre los 35 y los 80 m. respectivamente. Su disposición es más o menos contínua y hay un predominio de las lavas basálticas en sus materiales. En diversos sectores presenta cortes debidos a antiguas incisiones de barrancos; estos cauces están en algunos puntos rellenos por depósitos heterométricos poco consolidados, mientras que en otros domina el depósito de materiales finos más cementados.


3.2. - Estructura: Coladas lávicas, capas de piroclastos, almagres y depósitos detríticos.


       Los retranqueos y muescas que presenta la pared del acantilado obedecen a las diferencias en la resistencia de sus materiales a la acción de los agentes erosivos: La estructura vacuolar de los piroclastos facilita su desmantelamiento en varios puntos, generando entrantes en las zonas ocupadas por tales depósitos. Las zonas de contacto entre coladas superpuestas son también puntos de debilidad, al presentar partes escoriáceas en sus techos y muros. Por último, las zonas de contacto entre acumulaciones detríticas y las paredes de paleocauces, son otros puntos donde se facilita la acción erosiva.


        El talud de derrubios del sector central y oriental, no aparece en el occidental, donde el oleaje evacua el material detrítico procedente del desmantelamiento de la pared. En su lugar aparece una colada basáltica inferior cuya potencia y extensión, hacen suponer que la misma se continua en el sector central, tras el talud de derrubios. Dada su situación, esta colada correspondería al material más antiguo visible en la Playa (Serie II posiblemente). Esta colada inferior buza suavemente hacia el Este, motivo por el que llega a desaparecer bajo la arena en el sector central.


        La colada basáltica intermedia de la pared, destaca del resto por su potencia, ensanchándose más en el sector central, así como por presentar numerosas huellas de la corrosión litoral, que aprovecha la disyunción columnar para separar bloques de gran tamaño que caen sobre la parte alta del talud de derrubios. Esta colada, presenta discontinuidades a lo largo de la playa, desapareciendo en ciertos puntos, que suelen coincidir con cauces de barrancos (labrados tras la deposición de aquélla). Las coladas inferiores y sobre todo las superiores, se alternan con capas de piroclastos y presentan un retranqueamiento general, originado por la facilidad que presentan los últimos al desmantelamiento erosivo, lo cual, a su vez, permite la caída esporádica de fragmentos de las coladas.


       No se ha podido distinguir la presencia de diques en la pared del acantilado, así como de restos de conos volcánicos. El relieve está conformado por tanto por procesos de acumulación, tanto de vertidos de coladas y material de proyección, como de formaciones detríticas. La fácil desagregación de estos materiales nutre a la playa de bloques, cantos y arena.

        Los conos de derrubios que conforman el talud inferior de la pared, aumentan su altura y extensión a medida que nos desplazamos del centro al Este de la playa. Los conos de derrubios del pie del acantilado resguardan de la acción del oleaje a la pared en varios puntos y actúan como barreras en donde se apoya la arena que abandona el oleaje al perder energía. En varios puntos de la pared aparecen tramos de suelos que quedaron rubefactados al discurrir sobre ellos las coladas; estos suelos presentan una mayor potencia en la zona central, y marcan la topografía preexistente al vertido de las coladas; esta topografía parece corresponder en general al fondo de un valle o cauce de barranco amplio. Nuevos cauces se han ido excavando sobre las coladas y depósitos detríticos, dando lugar a un relieve poligénico.

        La intensa y continua acción erosiva del mar sobre los materiales de la pared se traduce en desplomes que nutren la playa de bloques y cantos, retrabajados por el oleaje continuamente y que a su vez, sirven de soporte a la arena. Sólo en aquellos puntos donde las coladas han discurrido por cauces de barrancos y han llegado al mar de forma masiva, se configuran roques, o pequeas plataformas de abrasión marina, como sucede en la Punta de El Ancón y en la plataforma que separa los sectores central y occidental.


          En la punta oriental y sobre todo, en la occidental, existen sendas acumulaciones de bloques de gran tamaño (0,4 a 1,2 m. de eje mayor ) que conforman taludes de creación reciente, a juzgar por el escaso desgaste de las aristas; a veces incluso aparecen algunos fragmentos de construcciones desprendidos de la parte alta del acantilado, que dan una idea de su carácter muy reciente. Sobre estos taludes se han depositado materiales más finos, que han permitido en el sector oriental el recubrimiento de vegetación, lo que refleja una mayor estabilidad de la vertiente.

         En el sector central y oriental del acantilado existen dos muescas en la parte alta de la pared, que corresponden a cauces de pequeños barrancos que quedaron colgados, bien por un cambio del nivel de base de su desembocadura o por desplomes de la pared. Estos cauces excavaron las coladas y depósitos detríticos superiores y llegan a la línea costera mediante saltos. Otro cauce de barranco, de mayores dimensiones , vierte por el sector occidental de la playa, al pie de una construcción artificial.  

         La dinámica de estos barrancos no ha podido ser seguida durante el invierno por la dificultad del acceso, pero la presencia de conos de derrubio con material anguloso y la exis- tencia de arenas y gravas de grano más grosero que la del estrán al pie de estos cauces, después de varios días de precipitaciones, parecen indicar que aún aportan cierta cantidad de material (poco rodado) a la playa. El hecho de que la parte superior del acantilado esté ocupada por terrenos sorribados (en parte abandonados), muy transformados para los cultivos de plátanos desde los años 60, enmascara el trazado de los cauces en algunos tramos, obligando a consultar la fotografía aérea y los mapas para estudiar su trazado.

3.3. - Orígen mixto de los depósitos detríticos.


        El desmantelamiento erosivo de los materiales de la pared, junto a los procedentes del interior del Valle, da lugar a depósitos detríticos heterométricos, normalmente poco consolidados , procedentes de la destrucción mecánica de las coladas (que originan cantos y bloques) y piroclastos (que originan gravas y arenas). Los materiales detríticos de la pared conforman conglomerados de cierta potencia (de 0,5 a 4 m.) y poco cementados, con un perfil cercano a los 60 debido al acantilamiento; se componen de cantos de diversa granulometría (ver estudio granulométrico), englobados en una matriz arenosa (con escaso porcentaje de limos).


En los sectores occidental y oriental, y sobre todo en los tramos inferiores de la pared, aparecen depósitos con características coluviales: bloques y cantos angulosos y aspecto caótico (su estratificación es casi nula). En otros puntos (sector central, sobre todo) se diferencian algunas superposiciones de capas de cantos-bloques de aspecto rodado, junto a paquetes de gravas-cantos, con mayor porcentaje de materia fina, es decir, hay una cierta estratificación; estos depósitos pueden tener un origen torrencial. Por último, hay algunos puntos que presentan acumulaciones de cantos rodados de aspecto desordenado, que pueden obedecer a procesos de vertiente nutridos con material que tapizaba fondos de barrancos previos cercanos a la línea de costa.


La génesis de estos depósitos debe haberse producido en etapas climáticas caracterizadas por grandes precipitaciones, que provocaban una gran actividad torrencial y de vertiente. La superposición de estos depósitos de forma repetida intercalados entre coladas de la Serie III a lo largo de la pared del acantilado, permite datarlos en el Pleistoceno Medio-Superior, pudiendo ser los más recientes de fines de este período, aunque la ausencia de restos orgánicos englobados impide la realización de dataciones absolutas por el método del C14.


       El volumen de los depósitos torrenciales indica que las precipitaciones que los formaron fueron violentas e irregulares. La inclinación de las vertientes debía ser grande para permitir el desalojo de grandes volumenes de material por los barrancos. La cobertera vegetal, dada la cercanía al mar y la latitud, es improbable que fuera de porte superior al arbustivo, y su densidad debe haber sido insuficiente para impedir el desalojo de material hacia el mar, o bien haber sufrido continuas alteraciones (incendios, pérdida de suelos, etc.) 


       La prolongación de algunos de los depósitos, según la disposición y pendiente que presentan, refleja un intenso proceso de acantilamiento y un antiguo desarrollo más extenso. Pese al carácter fósil de la mayoría de estos depósitos, puede continuar su constitución en algunos puntos, ya que se combinan procesos de retroceso erosivo con los de acumulación.

La alteración del frente de los depósitos parece ser importante, dada la poca consolidación de sus materiales, la heterogeneidad de los clastos y la alternancia de capas de arena fina y cantos. Estos rasgos facilitan la acción de los agentes erosivos, al quedar en resalte los fragmentos gruesos por eliminación de la parte fina que los englobaba. Sin embargo, el acantilado puede considerarse estabilizado durante la mayor parte del año, ya que el oleaje contacta con el cordón de cantos y bloques a su pie, llegando a su base sólo en el invierno

El volumen de material aportado actualmente por los barrancos a la playa es escaso, pues sus incisiones son incipientes y su carácter esporádico (restringido a ciertos días del invierno con fuertes precipitaciones). Por ello, el principal aporte de material terrígeno a la playa proviene del desprendimiento de materiales de los depósitos detríticos, por acción de los agentes erosivos marinos (oleaje y spray marino). Sin embargo, el principal aporte de arena a la playa, como se aborda en otros apartados de este trabajo, es de origen antelitoral .


         El estudio de C.Romero y V.Armas sobre los depósitos detríticos del Valle de La Orotava (1995, Inédito), nos permite un acercamiento a los depósitos situados en Los Patos, dada la similitud de morfología, disposición y la cercanía de los depósitos detríticos de Martiánez. Ambos suponen grandes volúmenes de material, depositados de forma más o menos rápida por los barrancos del Valle. Para estas autoras, esta red "presenta un trazado condicionado por los rasgos topográficos del Valle, la interferencia entre procesos erosivos y volcánicos y la edad y naturaleza de los materiales volcánicos  que atraviesan". Fijan la edad de estos depósitos en el Pleistoceno Superior, posteriores a las emisiones volcánicas de la Serie III. 


3.4. - Tipos, cronología y dinámica de los depósitos.


Los depósitos presentes en la pared del acantilado de Los Patos corresponden en varios puntos a coluviones más o menos masivos, caracterizados por la angulosidad de sus clastos (poco rodados), la relación entre cantos y matriz, la disposición (sin orden) y su volumetría. En otros puntos, son depósitos torrenciales, cuyos materiales se orientan según paleocauces de barrancos, estando superpuestas varias capas correspondientes a una intermitencia del flujo. Las características de los depósitos torrenciales parecen indicar que existe una correspondencia entre éstos y los depósitos detríticos del acantilado de Martiánez, El Guindaste y La Calera (La Orotava-Puerto de La Cruz), debiendo pertenecer todos a las mismas fases paleoclimáticas de gran pluviosidad.

Las coladas de la Serie III han recubierto los depósitos detríticos en varios puntos, lo cual permite fijar su edad aproximada en el Pleistoceno Superior (es decir, anteriores a las últimas emisiones lávicas). En otros puntos, los depósitos se superponen a las coladas, reflejo de su carácter más reciente que aquéllas, o aparecen ocupando espacios en medio de coladas, a través de las incisiones abiertas por los cauces de barrancos, lo que indica que proceden del desmantelamiento de materiales situados en la parte alta o media del valle.

En ningún punto del acantilado se han encontrado depósitos de procesos de avalancha (caracterizados por englobar megabloques) o de lahares (depósitos brechoides), que si aparecen en otros puntos del Valle (Ladera de Tigaiga).

En el sector central, y sobre todo en el oriental de la playa, los conos de derrubios llegan a conformar un microtalud semicontínuo en el que se superponen acumulaciones de distintas edades, procedentes de desprendimientos de la parte alta de la pared y de otros conos de derrubios superiores. Estos conos están conformados por una matriz de arena que engloba clastos sueltos de diámetro medio (2-5 cm en su mayoría), angulosos y sin orden; en algunos puntos aparecen acumulaciones de bloques (con diámetros comprendidos entre los 40 cm. y más de 1 m) que interrumpen la continuidad de aquéllos.


Se han diferenciado depósitos detríticos en 4 puntos de la playa; presentan algunos elementos comunes (disposición y formas) y matices diferenciadores (granulometría y angulosidad). Su continuidad espacial sufre diversos cortes debidos a desplomes puntuales de la pared, a procesos de recubrimiento por coladas, por otras acumulaciones detríticas posteriores, y por el labrado de cauces torrenciales posteriores.

En general, están formados por bloques de tamaño diverso, dominando los comprendidos entre los 20 y 30 cm. de diámetro y los cantos de diámetro comprendido entre 20 y 40 mm. Su disposición no es ordenada en los depósitos coluviales, que no tienen gradación ni disposición en estratos, salvo en el sector occidental, donde parece haber una gradación creciente de tamaos desde el techo al muro.

En los depósitos torrenciales se reconoce una separación en capas que corresponden a sucesivas deposiciones de material de barranco. En cada capa, la disposición del material de mayor diámetro parece ser con el eje mayor en la dirección del flujo. En otros puntos, el depósito tiene aspecto heterométrico y poco ordenado, ocupando todo el volumen del lecho; el grado de rodamiento de estos materiales hace pensar en un origen mixto del depósito, con una fase previa torrencial, una deposición intermedia y una fase final de arrastre por gravedad que le da el aspecto desordenado actual.

La matriz que engloba los cantos y bloques presenta un color definido en la Carta de Colores de Munsell como 10YR 3/3 (Dark Brown) y 10YR 4/2 (Dark Grayish Brown) ; el diámetro dominante, una vez realizado el análisis granulométrico es el de las arenas, con una fracción de limos pequeña (<8%).>

Según este mismo autor, los depósitos con forma más o menos tabular, corresponden a arroyadas en manto de escasa extensión lateral, que desbordan anteriores cauces, mientras que las secciones transversales lenticulares corresponden a depósitos de avenidas de tormentas, en los que el material más grueso está en la zona más externa del depósito , aunque en general no tengan selección granulométrica. El acantilamiento de estos depósitos genera frentes abruptos de varios metros de altura.

También en los depósitos coluviales que presentan cierta selección de material, puede haberse dado una ordenación vertical del material desprendido de la parte alta del acantilado, debida a la diferente velocidad en la deposición de los clastos: las más finas tienden a quedarse en el techo del depósito debido a que su escaso peso les permite avanzar menos. Los desmoronamientos de pendientes inestables generan nuevos depósitos a partir de materiales que anteriormente pueden haber sido de arroyada. En Los Patos, encontramos depósitos de este tipo que combinan clastos angulosos con cantos rodados, al pie de la pendiente; estos depósitos a veces ocultan la topografía previa, sobre todo en los sectores más bajos de la pared del acantilado.

Si seguimos la clasificación de F.Colombo para la forma adoptada por los depósitos torrenciales, podemos hablar de los siguientes tipos presentes en Los Patos:


- "Coladas de derrubios", formadas por clastos cohesionados en una matríz de agua y sedimentos, procedentes de zonas-fuente con gran cantidad de material suelto y fuerte pendiente, (tramos altos de los barrancos), durante épocas de lluvias violentas. Estos flujos se adaptan a los cursos de los barrancos anteriores y sus depósitos presentan, según Colombo, los clastos de mayor tamao dispersos en el seno de una matriz fina, si bien en Los Patos, la fracción predominante tiene talla de arena, no de limo. Hay depósitos de estas características en la parte inferior del sector central, muy enmascaradas por depósitos de vertiente pos-teriores.

- "Abanicos torrenciales de baja eficacia de transporte", de pequeña extensión areal y escasa gradación granulométrica; reflejan bien el transporte por corriente acuosa; obedecen a flujos masivos y generan depósitos con los materiales más gruesos en la parte más baja. (Depósito de la plataforma lávica centro-occidental).

- "Corrientes episódicas" de gran energía y corta duración (ex- pansión rápida del flujo con gran carga de tracción). Generan de- pósitos de potencia uniforme, más o menos estratiformes y con poco grado de rodamiento y de selección del material terrígeno. Pueden mostrar variaciones del flujo, potencia o granulometría, y ordenarse en la vertical formando secuencias que indiquen una persistencia de las corrientes acuosas. En Los Patos, pueden distinguirse depósitos de este tipo en el sector occidental del acantilado, donde hay una secuencia de al menos dos procesos deposicionales, granodecrecientes de la base al techo, y en el sector oriental, donde se suceden verticalmente 3 capas.

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